"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

jueves, 1 de septiembre de 2016

ABANDONA A SU HIJA PERO NO LA MATA



Apareció en todos los medios la noticia de una mujer que abandonó a su bebé recién nacida en mi parroquia y siento que debo comentar el hecho. Sucedió en San Alejo, en pleno centro de la ciudad de Guayaquil, durante la Misa de las 9h00 el domingo pasado. Doy esos detalles porque aunque ya son de dominio público, podrían ser relevantes para quien no se había enterado.

La noticia ha generado, como era de esperarse, una serie de reacciones. Lastimosamente la mayoría de ellas son en contra de la madre, afirmando lo terrible que es abandonar un hijo. Muchos se escandalizan, otros se lamentan y algunos casi se rasgan las vestiduras. Creo que ninguna de esas reacciones cabe en el momento histórico que vive nuestro país.


La semana pasada varios abogados y otros autodenominados representantes sociales propusieron en Quito que se despenalice el aborto en nuestro país, enarbolando como de costumbre el argumento del derecho de la mujer sobre su propio cuerpo. Esa noticia que también apareció en muchos medios, no suscitó casi ninguna reacción de rechazo o reprobación.

Pongámonos de acuerdo: ¿qué es peor? ¿regalar un hijo o matarlo?

Yo no juzgo a la mujer que entrega a otra su hijo, pero tengo que felicitarla porque tomó la decisión de respetarle la vida. Esa bebé tiene ahora la oportunidad de que otra persona se haga cargo de cuidarla. No hay que asustarse porque una madre regala a su hijo, hay que horrorizarse porque hay padres que abortan, que son capaces de matar a sus hijos antes de nacer. Hay que lamentarse de que haya gente que se dedique a promover el aborto, aun sabiendo que la vida es un derecho inalienable de todo ser humano.

Hoy quisiera sugerirles a aquellos abogados que propongan leyes que agilicen los procesos de adopción, que hoy en día son tan engorrosos que impiden a muchos niños gozar de una familia adoptiva. Y quisiera repetir las palabras de la Madre Teresa cuando dijo: “No aborten a sus hijos, démenlos a mí.” En San Alejo los recibiremos con cariño.

Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos…ustedes