Todo tipo de violencia
debe ser combatido ciertamente, pero aquella que se dirige hacia los más
indefensos es la que más rechazo debería suscitar. Con profundo dolor hemos
conocido como en un centro educativo de Guayaquil se ha abusado de un centenar
de pequeños, confiados por sus padres a quienes, por su profesión, debían
impartirles el saber.
Sólo puedo imaginar la
pena y frustración de sus padres al saber el daño que sus hijos han sufrido, me
uno a ese dolor y al de todas las personas que han sido afectadas por la
violencia. Jesús mismo afirmó que a quien escandalizara a un pequeño más le
valdría atarse una piedra de molino al cuello y echarse al mar, así de graves
son este tipo de crímenes.
Pero no basta con
lamentarnos por lo sucedido, ahora tenemos que remediar. Ayudar a los niños y
sus familias y procurar que esto no se vuelva a repetir. ¿Cómo hacerlo? Ojalá
tuviera una respuesta precisa, pero el problema es demasiado grande. De lo que
estoy seguro es de que, si esos docentes (les quedó grande el título) hubiesen
tenido al menos un poquito de temor de Dios y otro poquito de humanidad, no se
hubiesen atrevido a lastimar a esos inocentes.
Por eso creo firmemente
que es urgente la educación. Educarnos
implica madurar como personas, combatir nuestros defectos y cultivar virtudes.
Significa renunciar a aquello que nos pueda dañar a nosotros mismos o a
nuestros hermanos. Procurar siempre lo mejor, lo más alto, lo más noble. Tengan
por seguro que así, con nuestro ejemplo, se educarán mejor las nuevas
generaciones.
En relación a la marcha
de este sábado, a favor de la familia y la vida, sepan que estamos marchando
también contra todo tipo de violencia, sea esta contra la mujer o contra los
niños, contra los obreros o contra los enfermos terminales. También marchamos
contra la violencia ideológica, es decir, cuando se quiere imponer una
ideología por la fuerza (en este caso también a los niños). Porque al final
creo que todos queremos proteger a los más débiles e indefensos.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
García
elcuradetodos…ustedes