En tiempos de
calentamiento global y de extinción de especies, el llamado a cuidar de los
recursos no renovables es urgente. Se trata no solo de reciclar o de no arrojar
basura por doquier, sino y sobre todo, de aprovechar de manera eficiente los
recursos, evitando así usar más de lo necesario.
Pero esa misma sociedad
de consumo y despilfarro, que hoy nos pide usar y consumir con mesura, es la
que nos ha enseñado a buscar siempre el camino más fácil, la comodidad y el
menor esfuerzo. Da pena corroborar todos los recursos humanos que a diario
quedan estériles, por la indiferencia o la desidia.
No es de cristianos la
mediocridad. Cristo nos ha llamado a ser perfectos como nuestro Padre, afirmó
que Él vino para que nosotros podamos hacer cosas más grandes que las que Él
mismo hizo. Pero nada de eso se hará posible si no hay un esfuerzo de nuestra
parte, sino ponemos toda la carne en la parrilla.
La clave no está en
cosas como al amor propio, autoestima, motivación o altruismo. Se trata de amar
y dejarse guiar por el amor, puesto que sólo quien ama es capaz de entregarse
totalmente, sin medias tintas.
Ojalá aprendamos de los
santos, ellos sí que lucharon para no quedarse a mitad de camino. Pensemos en
el pobre San Lorenzo, que murió asado, literalmente. Lo pusieron en una
parrilla y en plena tortura pidió que lo dieran vuelta, para quedar dorado de ambos
lados. Seamos valientes y generosos, démoslo todo a quien lo dio todo por
nosotros.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos...ustedes
No hay comentarios:
Publicar un comentario