Todos sabemos que el
amor, el de Dios y el amor humano noble, es el remedio a prácticamente todos
los males. La razón es muy simple: el pecado es el origen de todos los males y
sufrimientos, por lo tanto el amor es el remedio, puesto que es lo único que vence
al pecado.
Ahora, partiendo de que
toda adicción es un mal, tendríamos que afirmar que el amor es también la
solución a cualquier tipo de adicción y así lo creo. Y también afirmo con
certeza que la falta de amor es la causa, la raíz de toda adicción.
Yo pongo el énfasis
ahora en la falta de AMOR A UNO MISMO como fundamento de las adicciones.
Alguien que está dispuesto a tomar la ruta de la autodestrucción es alguien que
no se ama, que no se sabe amado y que no se siente amado. Y como no se ama, no
está dispuesto a buscar sólo el bien para sí mismo, y es así que se enreda en
las drogas, el alcohol, la pornografía o cualquier otra adicción.
La solución de fondo
será entonces que todos (adictos y no adictos) logren amarse a sí mismos. Y ese
amor surge del saberse amados y sentirse amados por otros. Por ello la familia
es esencial en ese aprendizaje, ahí somos amados y aprendemos a amarnos
mutuamente. Además es en la familia donde se nos transmite la fe y con ella
descubrimos el amor de Dios.
El verdadero combate a
las adicciones comienza en el hogar, procurando que todos crezcamos en el amor
sincero y en la fe, porque sin Cristo ningún amor humano supera el tiempo y las
dificultades.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos…ustedes
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