"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

jueves, 30 de enero de 2014

De la tierra al Cielo LXXXXII - Pelando tu cebolla

En mi adolescencia me contaron una pequeña historia sobre unas piedras preciosas que alguien cultivaba en su jardín. Las demás hortalizas se burlaban de ellas porque no “servían”  para nada, no se las podía cocinar como a los vegetales y por lo tanto eran “inútiles”. Las pobres gemas, llenas de vergüenza y entristecidas, optaron por irse cubriendo de capas y se convirtieron así en lo que hoy conocemos como cebollas. Resulta que por eso quitarle las capas a una cebolla, le saca lagrimas a uno.

En todo caso el cuento deja varias reflexiones. Yo quisiera simplemente quedarme con la dificultad que se presenta cuando se trata de quitarle las capas a alguien que se ha llenado de ellas. Y quizás más difícil aun cuando se trata de quitarnos nuestras propias capas. La vida y los roces que las relaciones interpersonales producen nos crean desconfianzas y heridas que cubrimos con esas capas y nos resistimos a quitarlas, por miedo a quedar desprotegidos. Cada capa hace más difícil ver la piedra preciosa que es nuestra alma y por lo tanto dificulta el amor.

Nuestra felicidad se fundamenta en la posibilidad de amar y ser amados. Dios nos ama sin condición, pero las capas muchas veces no nos dejan percibir ese amor. Simplemente no nos dejamos amar por Dios, ni por nadie que busque hacerlo. De ahí que el mundo vaya de tumbo en tumbo. Crece el mal y con él la desconfianza y el miedo, produciendo esa necesidad de cubrirnos cada vez con más capas.

Ojalá esta pequeña historia nos anime a quitarnos unas cuantas capas, o por lo menos nos detenga en el proceso de agregarnos más. El mundo necesita gente feliz, amada, amable y dispuesta a descubrir la gema que todos llevamos dentro.

Hasta el Cielo.

P. César Piechestein

elcuradetodos… ustedes