"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

domingo, 30 de octubre de 2011

Reflexionando el Evangelio: Contra el amor propio - Domingo XXXI del Tiempo Ordinario

Queridos Hermanos:

Cuánto nos questa ser los últimos. Y es que aunque nos esforcemos y Dios nos dé su gracia, siempre nuestro amor propio se las arregla para imponerse. Queremos ser tratados con deferencia, que se reconozca nuestra trabajo, que se nos agradezca cuando hacemos un bien. Todo es muy natural, desde la perspectiva humana, pero bien sabemos que Jesús nos quiere caminando hacia la perfección y eso incluye el aprender a ser humildes.

Yo para alcanzar la humildad no he podido todavía encontrar una fórmula secreta. Sin embargo sí que el Señor nos ofrece hoy una receta aplicable y que seguramente nos encaminará hacia esa meta. Servir siempre, servir con generosidad, darnos por entero. Lo ha dicho Él: el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos.

Y es que si empleamos todo nuestro tiempo en servir a Dios y a los hermanos, no nos quedará tiempo para recibir elogios o premios, no tendremos tiempo para sentarnos a analizar la reacción de quienes hemos servido. Nos bastará el cumplir con nuestra tarea y traducir el amor fraterno en obras de misericordia.

Pero aún así (no podemos ser ingenuos) nuestro amor propio seguirá siendo un peligro latente. A mi me ayuda, casi siempre, el repetir ésta jaculatoria "Señor Jesucristo ten piedad de mi.". Me recuerda quien es mi Señor y que yo soy un pobre pecador. Así procuro mantenerme en mi puesto, sin que se me suban demasiado los humos (aunque el amor propio nunca apaga su chimenea).

Dejémonos inspirar y mover por el Espíritu Santo que habita en nosotros. Que sea la caridad la que dirija nuestra intensión, de manera que podamos mortificar nuestra deseo de figurar, de llamar la atención. Que sea Cristo quien se vea a través de nosotros, que Él crezca y que nosotros disminuyamos.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
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miércoles, 26 de octubre de 2011

Sin Pelos en la Lengua - La Mentira social.

En la sala familiar están la mamá y el niño. De repente suena el teléfono.
- Mamá : Si es tu tía dile que no estoy.
El pequeño contesta el teléfono.
- Niño :  Alo, si. Hola tía . No mi mami dice que no está.

El chiste, aunque viejo y simple, me permite graficar lo que se conoce como la mentira social. Dicen que desde que se inventaron los pretextos todo el mundo queda bien y la verdad es que nos vamos acostumbrando a repetir y escuchar excusas que todos sabemos que no son ciertas.

Justificamos nuestra impuntualidad echando la culpa al tràfico aunque todos sabemos que en realidad fue pereza al levantarse, puesto que bastaba organizarse mejor. El clima, la huelga, los hijos o el cónyuge, el auto, etc, todo nos ayuda a inventar una explicaciòn que pensamos que los demàs aceptarán. Y lo màs gracioso es que aunque todos sabemos que no son verdad estamos ya programados para aceptarlas sin chistar.

Volviendo al chiste me quedo con la parte pedagògica, puesto que terminamos instituyendo una escuela de la mentira. Aunque pueda parecer que exagero, si lo miramos objetivamente, lo que hacemos es instituir la mentira como legìtimo escape a nuestras responsabilidades. Disfrazamos algo intrìnsecamente malo, de soluciòn emergente a una vergüenza que merecemos pero que no queremos asumir.

Leía ayer el manifiesto del movimiento de los “Indignados” y una de sus propuestas es justamente el retomar la ètica social. Creo que es justo y necesario, pero para ir concretando una meta ambiciosa como esa yo sugerirìa que empecemos a decir la verdad siempre, hasta cuando nos podrìa parecer justificable usar una mentira (no existen las mentiras “piadosas”). Ya con nuestro ejemplo seguro estaremos generando un cambio positivo y agregando nuestro aporte a la revoluciòn que proponen los indignados del mundo.
Hasta el Cielo.
 
 
P. César Piechestein
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Todos llamados a ser Misioneros:

domingo, 23 de octubre de 2011

Reflexionando el Evangelio: Habla la Cruz - Domingo XXX del Tiempo Ordinario

Queridos Hermanos:

Hoy en día en todas partes y de tantas maneras se nos habla de amor. Casi siempre es un amor considerado como sentimiento bastante cambiante y pasajero, condicional y hasta interesado y por lo tanto muy lejos del amor de caridad, aquel que ha siempre caracterizado a los discípulos de Cristo. Tendríamos entonces que escuchar donde se habla del amor auténtico. Y del verdadero amor nos habla la Cruz.

Sólo en la Cruz es probado y por ende, garantizado el amor. Completamente desinteresado, entregado hasta la muerte para darnos la vida, olvidado por completo de sí mismo y concentrato sólo en el ser amado. Ese es el amor de Cristo crucificado. Ese es el modelo a seguir.

No podemos pretender un amor sin cruz, sin renuncia, sin sacrificio. Cuando miramos la Cruz de Jesús ella nos habla de su amor infinito y a partir de esa visión es que podemos corresponder amándolo sinceramente. Pero no podemos pensar que eso es todo, porque ese mismo amor nos debe impulsar a amar a todos, desde Dios y desde la cruz que hemos de cargar.

Y será nuestra cruz de amor la que hable por nosotros, la que haga comprender a nuestros hermanos que los amamos, que queremos para ellos la felicidad plena, la eterna, la que sólo ofrece Dios. Y esa será la clave de la Nueva Evangelización, como lo fue de la antigua. Nuestro cotidiano amor a Dios y al prójimo desde nuestra cruz, será el signo más elocuente de nuestra fe.

Por lo tanto no podemos caer en la tentación del amor de telenovela, de amor light, sentimentalista y barato. Nuestro amor debe ser de madera, de la misma madera de la Cruz de Cristo y con clavos y corona de espinas. Sólo el sacrificio cotidiano hace auténtico el amor.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
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sábado, 22 de octubre de 2011

De la tierra al Cielo LIII - El abrazo "Huella"

Continuando con nuestra clasificación de los tipos de abrazos llegamos al que hemos titulado “el abrazo huella”. Es uno de los abrazos más intensos y que, como su nombre lo indica, busca dejar una huella.

Cada uno de nosotros es un ser, compuesto de cuerpo y alma. Nuestro ser es original e irrepetible, pero tanto el alma como el cuerpo están sujetos a cambios. El alma, por ejemplo, puede evolucionar. Mientras más en comunión con Dios se encuentra más perfecta es. Aunque siempre será la misma alma, cualitativamente puede mejorar y hasta empeorar, pero no dejar de ser esa específica alma.

Con el cuerpo sucede algo parecido. Existen también factores que lo pueden hacer cambiar, aunque siempre será el mismo. Aunque lo que nosotros amamos en una persona no es el cuerpo, sino el alma, es el cuerpo lo que podemos ver y abrazar. El alma es espiritual, mientras que el cuerpo es materia.

Ahora, teniendo en cuenta lo anterior, imagínense lo que pasa cuando sabemos que ese ser al que amamos se va a alejar por algún tiempo de nosotros. Obviamente nadie quiere tener lejos a sus seres queridos, no sólo por temor a no volverlos a ver, sino porque normalmente el amor nos hace necesitar a las personas amadas. De ahí que quienes se aman quieran estar siempre cerca. Igual que Dios y nosotros. De ahí surge el “abrazo huella”.

Cuando vemos que una separación es inevitable, abrazamos con fuerza, como queriendo que el cuerpo del ser amado deje una huella en el nuestro, un sello, una impronta. Es como querer conservar su ser. Por eso este tipo de abrazo se lo puede ver mucho en las estaciones de los medios de transporte, cuando la gente sabe que no se verán por períodos largos o temen no volverse a ver.

Dos detalles de este tipo de abrazos es que suele durar un poco más de lo normal y puede incluir lágrimas. Muchas veces va acompañado de besos también. Es sumamente emotivo pero necesario tanto para el que parte como para quien se queda. Al final es como un esfuerzo por quedarse con algo del otro, con su huella.

Desde mi experiencia personal puedo decir que este tipo de abrazos tiene un efecto especial en quien parte. Le da ese “plus” necesario para afrontar una nueva experiencia, para sobrevivir lejos de los seres queridos. Al final volvemos a confirmar el poder infinito que tiene el abrazar y anhelamos ese abrazo que nos dará el Padre Celestial cuando lleguemos a su Reino.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
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lunes, 17 de octubre de 2011

Reflexionando el Evangelio: ¿A quién perteneces? - Domingo XXIX del Tiempo Ordinario

Queridos Hermanos:

Justicia es dar a cada quien lo que le corresponde. Cuando Jesús dice "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" surge instantánea una pregunta: ¿yo soy del César o soy de Dios? Y es que sin responder esa cuestión, jamás sabremos que hacer frente al imperativo de Cristo.

Y es que en nuestra vida pueden existir muchos "césares", muchos emperadores que rivalizan con Dios, quitándole la centralidad en nuestras vidas. Podríamos enumerar los más comunes.
¿A quién perteneces?

El primer "césar" somos nosotros mismos. Podemos girar alrededor de nuestra propia órbita, dejando fuera de su radio a Dios y a todo prójimo existente. El egoísmo es un terrible emperador, un tirano que nos separa de todos y nos convierte en seres estériles, encerrados en nuestra realidad paralela.

Los siguientes tres "césares" son los también conocidos como enemigos del alma: mundo, demonio y carne. Cada uno de ellos es perfectamente capaz de asumir el control total sobre nuestras vidas, adueñándose de nuestra voluntad y excluyendo de nuestra existencia a Dios.
Otro "césar" peligrosísimo es el dinero, otro el hedonismo y así podríamos alargar la lista mucho más. Lo que hoy tenemos que hacer es definir a quién pertenecemos, si somos del César o somos de Dios.

Cristo nos ha comprado con su sangre, lo que de hecho nos hace ya pertenecerle. Sin embargo nos deja libres para que seamos nosotros quienes decidamos si queremos pertenecerle o marcharnos con algún emperador. Y es que Dios no nos exige, aunque seguramente sufrirá mucho viendo que muchos se alejan de Él y por lo tanto, de toda la felicidad que sólo Él puede darnos. 

Pertenecer a Jesús no significa ser exonerados de la cruz que a cada uno le toca llevar. Pero nada se compara al saber que somos de Dios, que nos podemos abandonar en los brazos de un Padre que nos ama sin condición, del Buen Pastor que nos llevará a los verdes campos y nos protegerá del maligno. No somos huérfanos, no somos como un trasto abandonado que nadie quiere recoger. Somos pueblo de Dios, somos Iglesia, somos hijos.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
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domingo, 9 de octubre de 2011

Sin Pelos en la Lengua - Morir un poco

Cada persona que llega a nuestra vida deja una huella, nos cambia, nos transforma. Nunca volvemos a ser los mismos luego de darle un espacio en nuestro interior a alguien. Un nuevo amigo, el último hijo, un pariente que acabamos de conocer, cualquier persona a la que le demos cabida en nuestro corazón genera en nosotros un cambio irreversible.

Las personas que se vuelven parte de nosotros nos son necesarias, no podemos prescindir de ellas sin experimentar una pérdida, puesto que ese espacio que ocupaban no se puede llenar con otro individuo. De ahí que perder o sacar a alguien de nuestra vida signifique por fuerza producir un vacío, empobrecerse. Esa pérdida la podemos percibir de distintas maneras, desde un resquemor hasta una profunda tristeza. Sea como sea al final es como morir un poco.

Y es que cuando hablamos de muerte no siempre se entiende como aquel momento que terminará con nuestra existencia en este mundo. Muchos dicen "Me siento morir" cuando experimentan un gran dolor o una angustia. Perder a alguien que hacía parte de nosotros es también perder algo de nuestra vida, algo que la enriquecía, que la hacía más plena, a la cuenta morir un poco.

Todo esto lo digo porque estoy convencido de ello. No soy capaz (nunca lo he sido) de desprenderme de nadie. Cada persona que entra en mi vida es importante y tiene su lugar. Abandonarla sería un terrible riesgo, perderla sería morir un poco. Creo profundamente en el valor de la amistad y eso implica cultivarla siempre, afianzar los vínculos, hacerse sentir aunque sea de vez en cuando.

No creo en la distancia o en la filosofía del "no involucrarse". Creo que, aunque muchas veces duela, hay que ponerse en los zapatos del otro, luchar por ser empáticos. Repito lo que afirmaba la Madre Teresa de Calcuta " Lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia". Cada persona que dejo entrar en mi vida es un tesoro inapreciable, único, que debo de conservar. Espero que lo comprendan antes de juzgar.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
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miércoles, 5 de octubre de 2011

RETIRO ESPIRITUAL
(para jóvenes y adultos)
"TU PROYECTO DE VIDA CON CRISTO"

Fecha: Domingo 9 de octubre 2011
Hora: De 8:00 a 16:00 (Santa Misa a las 7:00)
Lugar: Parroquia San Esteban, Guangala-Guayaquil
Llevar: Biblia, cuaderno, pluma y lunch

De la tierra al Cielo LII - El abrazo "Paracaídas"

Continuando con el elenco de los tipos de abrazos hoy quisiera referirme al que llamaría el "Abrazo Paracaídas". Creo que lo hemos podido observar más de una vez en televisión, cuando algún actor o más frecuentemente actriz, se desmaya y termina sostenida por los brazos de quien estaba en frente. Es ese sostén el que le impide terminar de cara en el suelo, es decir que funciona como un paracaídas.

En la vida real, porque para telenovelas no estamos, nos pueden suceder cosas muy dolorosas. Recibir una terrible noticia, un gran dolor físico o moral, o cualquier otra cosa que nos llega sin darnos tiempo para prepararnos, nos impacta de manera que nos sentimos derrumbar. Es en ese momento que un abrazo tiene la capacidad de sostenernos, de evitarnos caer aún más profundo en nuestro dolor.

La falta de un abrazo en un momento como esos puede ser catastrófica. El problema no sería el darse contra el suelo, sino que el dolor en soledad se intensifica. De ahí que muchos terminen deprimidos, incapaces de asumir un dolor tan grande y tan repentino.Todo eso hace que sea imprescindible ser abrazo en aquellos momentos.

Este es quizás el tipo de abrazo que más se agradece, porque llega en el momento en que más necesitábamos de fortaleza y consuelo. Son abrazos que de ordinario duran más, precisamente porque quien los recibe se encuentra en gran necesidad de afecto. Quien lo da debe estar dispuesto a tomarse el tiempo necesario e incluso a quedarse para acompañar y dar ánimo, después del abrazo.

Por lo general casi todas las personas están dispuestas a abrazar a alguien en esas condiciones de dolor, pero no está demás recordar lo antes dicho, porque a veces sentimos la tentación de huir de quien sufre. Pensemos en todo el bien que podemos brindar con un gesto tan simple y no nos dejemos tentar por la indiferencia. Abrazar a quien está sufriendo es de seguro una obra de caridad cristiana.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
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martes, 4 de octubre de 2011

Recordando los primeros tiempos romanos - Nonagésimo Séptimo Informe Cesarial

Mis siempre presentes ALA:

Se han cumplido ya dos años de mi partida a la Ciudad Eterna y nos acercamos al informe cesarial número 100. Me parecía buena idea el recordar los primeros tiempos, en este caso, la primera semana de mi vida en Roma y compartirla con ustedes. El informe que les comparto a continuación es el primero que escribí y que nunca había publicado en el blog, sino sólo compartido a través de email con algunos de mis amigos en Ecuador. Espero que les ponga una sonrisa en el rostro o por lo menos les entretenga un rato:


Hola con todos mis seres amados:

Yo soy enemigo de los mensajes en serie, pero quería poderles hacer saber a todos de un plumaso, cuantos acontecimientos se han dado en mi vida en estos ocho días. Por lo tanto, procedo:

Tramites Acometidos:
- Sepan ustedes, que cuando vienen a Italia, deben obtener en forma gratuita el Código Fiscal. Sin ese documento, que viene a ser como el RUC, no se puede hacer nada de nada. Media docena de curas, es decir mis compañeros y yo, lo hemos obtenido el día de ayer.
Con los compañeros del curso de italiano.
- Para el transporte publico, usted puede adquirir por el alto precio de 230 euros, una tessera o tarjeta, que le sirve para transportarse por esta linda ciudad, tanto en bus, metro o subterráneo. Ayer pudimos adquirirla.
- El permiso de soggiorno (que no se que significa) sirve para poder entrar y salir del país. En el correo recogimos los formularios, que son tantos que te los dan en un folder. Todavía no los acabamos de llenar.
-Finalmente hoy abrimos una cuenta en Banco Vaticano (cualquier cariñito que sea en efectivo me piden el número).Así podemos recibir la ayuda de la beca. Solo existen cuatro agencias en Roma, pero va bene.
- Nos queda por recibir la acreditacion clerical del vicariato de Roma, pero eso sera después.
Según los entendidos, lo hemos hecho en tiempo record.

Amistades cultivándose
La verdad es que me ha ido bien:
David Padilla: Seminarista que viajo conmigo, excelente persona y muy buen corazón.
P. Cicero: Brasileño de 36, muy buena gente. Habla español y lo practica conmigo.Es quien me recibió en la parroquia en que trabaja de vicario parroquial hace seis anos.Me ayudo a que el celular me lo den con un descuento de diez euros.
P. Romano: si así se llama. es Italiano de 50 anos, muy buen dato. Con el me comunico en Ingles (solo hablo italiano con María, la cocinera). Muy linda gente y me ha tratado muy bien, tiene a su mama enferma, ayuden a rezar por ella.
P. José y P Antonio: los pongo juntos porque son del Opus Dei y poco he tratado con ellos. Siempre me tratan bien y me han ayudado en ciertos momentos.
P. Luis de Souza: Brasileño de 32 años. Compañero de casa, excelente amigo y persona. también es el primer sacerdote de su comunidad. Con el hablamos ingles, italiano y español.
P. Mario: Colombiano de Santa Marta. 33 anos y buen dato. Con el hablamos español.
P. Arnaldo: Peruano, buena gente, con el solo español,28 anos.
P. Juan Carlos, de Ambato, 33 anos, buen dato y solo español
P. Edwin, salvadoreño de 26 anos, buena gente.
Luego un colección de aproximadamente 15 monjitas de distintas congregaciones.

Reencuentros
Con el Padre José Manuel fue muy emotivo, esta muy delgado, casi no lo reconozco. Acá no dan mucho de comer y además se camina bastante. creo que por eso anda flaquito, pero se lo ve mas joven.Anduvimos todo un día caminando en Roma y conocí bastante.
En Asís.
Con mi querido Andresito, ayer nos encontramos y esta igualito, pero cada día mas profundo. Hemos charlado del proyecto sacerdotal en jarcia y estuvo muy contento. Ya le di un libro del Beato Manuel González para que se empape del espíritu. Además encontramos una gran coincidencia con respecto a la educación de los niños pobres. Jesús sigue haciendo lo suyo y el Beato nos va haciendo el camino.
Hoy nos reuniremos en la tarde a tomar un helado.

Varios:
- Al gimnasio no he ido todavía. recién abrieron ayer, estaban de vacaciones. Parece que son bastante caros, estoy averiguando, porque ya me siento flaquito.
- El tema de la ropa es un poco complicado. En la casa nos lavan las camisas y toda la ropa interior. Los pantalones y los ternos debemos de llevarlos a la tintorería. Lo mas barato que conseguimos es 4 euros por pantalón y tres por terno. Eso porque la que atiende es latina.Un poco caro.Pero acá en Roma todo es carísimo.
-Lo que si es muy bueno es el Helado, hay hasta de mango, muy bueno.
-El clima esta casi como en Guayaquil, pero en enero.Hace un calor terrible y casi nadie tiene aire acondicionado.
-La comida no es gran cosa. Pero se deja comer.

Bueno me despido, ya les volveré a escribir para contarles como va todo. Mañana empiezo el curso de italiano.
Abrazos y bendiciones para todos.
P. Cesare

(Primer Informe Cesarial enviado el 2 de septiembre del 2009)

De la tierra al Cielo LI - Nadie elige a quien amar.

Hace unos días y aunque no hablábamos de religión, me hicieron un comentario que me pareció interesante. La afirmación era ésta "El amor no se busca, se encuentra". Me la guardé en la memoria para rumiarla más tarde y quería compartirla con ustedes.

Es verdad que el amor no se busca, porque buscarlo implicaría determinar en manera absoluta algo que no es matemático, sino más bien espiritual, y con el espíritu la calculadora no funciona. Además tendríamos que hablar de una elección o más bien selección de a quien tributar ese amor, y ahí tampoco sirven las ciencias exactas, porque no es cuestión de un "casting" o de una selección de personal organizada por el departamento de recursos humanos.

Una madre no determina, ni elige amar a sus hijos, como no podemos seleccionar a cuál de nuestros padres amaremos. Podemos elegir a nuestros amigos, pero no podemos decidir a cuales de ellos llegaremos a amar. Cierto es que con el amor de pareja puede suceder que la elección cuente al inicio, pero tampoco ahí funcionan los parámetros de las ciencias exactas, porque uno no decide de quien se va a enamorar, ni tampoco cuándo.

Si aplicamos éstas premisas a Dios nos encontramos con una verdad que nos tendría que llenar de emoción. Así como nosotros no podemos elegir a quien amar, Dios tampoco. Si Él pudiera elegir tendría que amar sólo a los buenos, a los santos, y bien sabemos que nos ama a todos, sin excepción, sin exclusión. No se ´puede elegir a quien se ama, simplemente el amor surge, espontáneo y muchas veces hasta torrentoso. Dios no se mide y tampoco nosotros deberíamos. Un ejemplo de amor torrentoso sería el de los mártires, que por amor a Dios y a los hermanos, prefirieron morir antes que negar la fe.

Otro hecho que hay que tener en cuenta es que aunque amemos a alguien, eso no nos garantiza que seremos correspondidos. Y esa es la parte triste de amar. Sabemos que Dios nos ama a todos con locura, pero son muchos los que le pagan con indiferencia y alguno hasta con odio. Pero creo que eso es materia para una próxima reflexión.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
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