"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

martes, 14 de junio de 2011

NOVIAZGO versus DIVORCIO

Muchas son las causas que entran en juego cuando de divorciarse se trata. Cada matrimonio roto tiene su propia historia, sus razones o sin razones, sus excesos y defectos. Pero la verdad es que cuando una pareja llega hasta la separación (aunque la esperanza es lo último que muere) poco o nada se puede hacer.

San Juan Bosco, uno de los más grandes educadores de la juventud, hablaba de la "Educación Preventiva", es decir que hay que educar con anticipación, teniendo la mirada puesta en lo que luego la persona tendrá que enfrentar, prevenir antes que lamentar. Creo que aquí podemos utilizar bien el adagio de "Educa al niño y no tendrás que castigar al hombre".

Cuando hablamos de divorcio, tenemos que empezar hablando de noviazgo. Lo usual es que toda pareja inicie su relación en la etapa del enamoramiento.El mutuo conocimiento será siempre el primer objetivo de ésta etapa y no podemos pensar en algo sólo superficial. Se trata de comunicación profunda, de compartir las propias  ideas y afectos. No se trata sólo de romance sino de construir un futuro unidos, ser familia.

El ser humano posee tres dimensiones: corporal, sensitiva y espiritual. Si la relación se centra sólo en el nivel corporal no se pude hablar sino de una atracción pasajera. Cuando entra el sentimiento podríamos decir que es amor, aunque el amor es mucho más. Sería algo como una emoción fuerte, pero nada que sea perdurable. Cuando el amor se sustenta en la dimensión espiritual es cuando trasciende. Sin Dios nada dura una vida, nada humano es suficientemente fuerte como para durar.

Sólo quien ha desarrollado su dimensión espiritual tendrá madurez afectiva, estabilidad emocional y una auténtica capacidad de amar. Son las personas que han desarrollado su vida interior las que poseen también  cualidades como la aceptación, el perdón, capacidad de diálogo y de consenso.Porque amar no es cosa simple requiere ceder, donarse, escuchar, confiar.

Quien quiere su "celeste" sabe que le cuesta. Si se quiere evitar el divorcio se ha de comenzar madurando el alma. Procurar encontrar quien tenga el mismo ideal, que busque construir una familia cristiana, que sobretodo quiera servir a Dios. Con personas así el matrimonio para toda la vida no sólo es posible, sino una esperanza cierta y feliz.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes

No hay comentarios:

Publicar un comentario