Esta mañana me acerqué
a un almacén a comprar alimento para mis gallinas (si tengo unas cuantas) y el
joven que me atendió, al final me hizo esta pregunta: ¿qué piensan los
sacerdotes de lo que está pasando en Venezuela? La verdad es que la pregunta me
sorprendió, pero resultó ser que aquel joven es venezolano y hace seis meses
vive en nuestra ciudad, porque tuvo que huir (como tantos otros) de la miseria
que se vive en su país.
Para entender a otros
es necesario ponerse en sus zapatos y yo no sé si soy capaz de ponerme en la
situación de la gente de Venezuela. Sin embargo sigo todos los días con
atención las noticias que por televisión y por las redes nos van llegando.
Gente que clama todos los días por medicina, alimentos, libertad, trabajo y que
vive en medio de la violencia, casi como vivir en plena guerra. Angustia es lo
que siento.
Angustia porque sé que
es una situación dificilísima y que cada día empeora. La lista de muertos sigue
aumentando, víctimas de la represión. Eso sin contar los miles que han perdido
la vida en un país que se ha convertido en uno de los más violentos de la
región. Angustia porque los que más sufren en situaciones así son los más
débiles, es decir, los niños y los ancianos.
Creo que los sacerdotes
y cualquier persona consciente piensa que hay que rezar mucho, por quienes
tienen en sus manos la capacidad de poner fin a la crisis y empezar la
reconstrucción de una nación que tiene todo lo necesario para prosperar en paz
y libertad. Rezar y confiar en Dios, mientras acogemos a aquellos que vienen
huyendo del caos.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein Garcia
elcuradetodos...ustedes