"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

jueves, 17 de diciembre de 2015

EL SECRETO DE LA NOVENA DE NAVIDAD



No cabe duda de que las tradiciones navideñas tienen un “no sé qué” de especial que nos cautivan. Quizás sea el recuerdo de la infancia golosa que se regocija pensando en los dulces navideños, el chocolate y otros obsequios al paladar, que suelen siempre ser parte de estas fiestas. También, de seguro, hacen parte de esas memorias el canto de las posadas y la infaltable Novena.


Hoy en día es esa misma Novena la que se está convirtiendo poco a poco en un secreto estratégico
Para la evangelización. Quien se iba a imaginar que una tradición hogareña podría llegar a integrarse no sólo en los centros educativos, sino hasta en las oficinas. Justamente ahí donde el trajín del trabajo impide a muchos recordar a Dios, la Novena se ha infiltrado y comienza a dar sus primeros frutos.

El sólo hecho de que durante 15 o 20 minutos durante nueve días los compañeros se reúnan para meditar un pasaje del Evangelio, cantar algunos villancicos y rezar al Niño Dios, es ya un pequeño milagro. De esa pequeña iniciativa podrían nacer luego sinceros deseos de reconciliación (con Dios y con el prójimo), ganas de retomar el cuidado de la vida espiritual, de volver a la Iglesia, etc.

Así que aunque les parece poquita cosa, más nos vale no despreciar este poquito de levadura que, bien mezclada en la masa, puede llegar a producir grandes frutos. Organicemos y promovamos esta sencilla tradición que ha sido y seguirá siendo una excelente herramienta secreta para llevar al hombre de hoy de regreso a Dios.

Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos... ustedes

viernes, 11 de septiembre de 2015

El Papa Párroco - Sin Pelos En La Lengua



El Papa Francisco es un fenómeno, dirían los argentinos. Y todos le daríamos adjetivos parecidos. El Vicario de Cristo tiene cualidades que lo han hecho llegar con fuerza y claridad a todos los públicos, católicos y no católicos del mundo. Pero no es sólo su personalidad o como comunica, hay algo en él que nos hace comprender que es un pastor a carta cabal. El Papa Francisco es el párroco del mundo.

He sido cura párroco desde hace catorce años. No son demasiados, pero sí suficientes como para haber aprendido las mañas del oficio de pastor de almas. Y esa experiencia me ha hecho pensar que el Papa sigue el método del párroco. Hoy quiero compartirles las razones de mi teoría.


1.- Cuando llegues a una parroquia procura ganarte los corazones: Cuando hay empatía, cuando las ovejas conocen y quieren a su pastor, lo seguirán donde él las conduzca. Francisco desde el primer momento de su pontificado se ha ganado el cariño y la aceptación de todos. Su sencillez, su sonrisa, su cercanía, todo habla de alguien que ama a quienes le rodean… y amor con amor se paga.

2.- Preocúpate de los más débiles, de los que más sufren: Un buen párroco sabe que en cada parroquia hay uno o varios grupos vulnerables: ancianos abandonados, niños descuidados, indigentes, enfermos, etc. Tomará entonces las medidas necesarias para poder ayudarles y procurará desarrollar iniciativas para que la parroquia pueda responder a las necesidades de los que más sufren. Todos sabemos que Francisco ha buscado auxiliar a los indigentes de Roma y además organizó un bingo para poder construirles duchas, algo que cualquier párroco haría en su parroquia.

3.- Valora a tu antecesor: Es un consejo que corresponde a la comunión eclesial, porque aunque cada sacerdote tiene su personalidad y sus métodos, somos miembros del mismo equipo. Además toda comunidad guarda cariño y gratitud al párroco anterior. Francisco ha sido cariñoso y grato con Benedicto XVI, permitiendo ver como la Iglesia es una sola.

4.- Haz sólo los cambios que sean necesarios, lo que funciona bien déjalo que siga así: La prudencia pastoral manda a dar continuidad a todo lo que rinde frutos y a cambiar o mejorar lo que necesite ser reformado. Francisco ha continuado el trabajo y aplicado las directrices de su antecesor, pero también ha iniciado sus propias reformas, sobre todo en el ámbito pastoral.

No quisiera extenderme más, pero creo que he demostrado mi punto. Venero a cada uno de los Papas que Cristo nos ha querido regalar, pero a cada uno lo suyo. Tener hoy en la Iglesia a un Papa párroco me hace sentirme confiado de que cada noticia que llega de Roma será siempre un nuevo empujón a la pastoral, para encaminar a la Iglesia en este tercer milenio del cristianismo.

Te queremos Francisco, te queremos.

P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes

lunes, 18 de mayo de 2015

Crucecitas santificadoras - De la tierra al Cielo



¡Cuánto nos cuesta hablar de la Cruz y cuánto más de la nuestra! Y sin embargo en la Cruz y en las cruces está el amor, ese gran Amor con mayúscula que nos salvó y ese amor cotidiano, humano y pequeño, que nace en nosotros o al menos se espera que nazca.


Pero ¿de quién dependen esas cruces de cada día? Aquí la explicación de un santo obispo:

“Se puede decir que en cada hora de nuestro día y en cada ocupación de nuestra actividad ha puesto la providencia amorosa de Dios una crucecita santificadora. Desde la menuda violencia de dejar el lecho a hora fija hasta la última conversación u ocupación enojosa del día, pasando por las caras serias, agrias, indiferentes o burlonas de los que tenemos que tratar y por los asuntos más o menos fáciles en que tenemos que entender.”

La Providencia de Dios es la que nos brinda esas maravillosas crucecitas, que son en realidad oportunidades para expresar nuestro amor cotidiano. Unas más grandes que otras, algunas pesadas y otras bastante ligeras, pero siempre cruces. Si comprendemos su valorar, no sólo las aceptaremos, sino que las abrazaremos con fuerza y gozo, como lo hizo el Maestro.

“¿No es verdad que todo trae por fuera o por dentro su crucecita de pesadumbre, contrariedad o desagrado? Pues bien, recibir la merecida cruz de cada hora y obra y con la mejor cara que podamos es o ser santos o andar muy cerca de serlo...”(Beato Manuel González,Obras Completas 2771)

Y ya sabemos que ser santo equivale a ser auténticamente feliz. Por lo tanto, es absurdo pretender una felicidad sin cruces.

Dios los bendiga siempre.

P. César Piechestein
elcuradetodos…ustedes