"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

viernes, 16 de noviembre de 2012

De la tierra al Cielo LXXXI - El lado malo de lo bueno



Hoy mientras saboreaba una manzana, pensaba cuán dulce puede ser una fruta tan pequeña. Dicen que, junto con la uva (más pequeña todavía) son las frutas que más azúcar poseen. Tengo que confesar que los dulces son mi debilidad, en especial el chocolate, creo que son una de las cosas buenas de la vida. Pero sé también que los dulces tienen un lado malo, en exceso producen daños a la salud.

Debemos aceptar el lado malo de lo bueno. Dicen los entendidos que nada bueno se consigue fácil, recordemos que “Quien quiere su celeste, que le cueste”. Lo sabemos, lo tenemos presente, aunque a veces lo podemos querer olvidar.

Es una ilusión pretender hacer el bien y creer que todo será fácil, que el camino carecerá de dificultades. Podríamos pensar que como se está haciendo el bien todo se nos tendría que facilitar y aunque debería ser así, muchas veces es todo lo contrario. Cierto que el placer de servir, de ser útil, es inapreciable y hace que valga la pena cargar con cualquier dificultad.

Seguro el mayor de los ejemplos nos lo brinda Cristo y su Cruz. Nadie ha podido hacer un mayor bien que redimir a la humanidad. Jesús nos salvó y seguro que todo su amor lo movió a ese sacrificio. Él sabía que para eso había venido al mundo, pero también sabía que el dolor iba a ser inmenso. Y me atrevo a pensar que, aún en medio de esos dolores, su espíritu gozaba sabiendo que nos estaba haciendo el más grande de los regalos.

El ejemplo de Cristo y de tantos hombres y mujeres que desgastan su vida haciendo el bien en medio de dificultades y hasta persecuciones, nos sirva para recordar el lado malo de lo bueno, sabiendo que siempre será más grato hacer el bien, servir, luchar por un ideal noble, que quedarse cruzado de brazos para evitarnos cualquier dolor.

Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes

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