"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

martes, 7 de junio de 2016

SEPARADOS EN NUEVA UNIÓN E IGLESIA



Los tiempos cambian y lo hacen para bien, aunque algunos se esfuercen en ver sólo lo malo que se difunde. Sepa usted que el bien también es difusivo y aunque no se le haga mucha “prensa”, el bien brilla con luz propia. El caso que quiero compartirles es el de los “divorciados vueltos a casar” a quienes hoy prefiero llamar “separados en nueva unión”.


Se preguntarán por qué el cambio, pues fueron ellos mismos los que me corrigieron. Ellos me aclararon que reconocen que para los católicos el divorcio no existe, por lo tanto son separados, ya no conviven con su legítimo cónyuge. Además no se han vuelto a casar, porque siguen casados con su cónyuge y lo que han establecido es una unión, no un nuevo matrimonio. Así de claro y contundente, y lo más importante es que salió de ellos mismos.

Así es, porque la Iglesia Católica sigue siendo tan madre y maestra como siempre. Y cuando hablo de Iglesia me refiero a todos los bautizados, no sólo a la jerarquía. Porque los separados en nueva unión también son Iglesia, tienen los mismos deberes y derechos que cualquier católico y cada vez son más conscientes de ello. Saben que su situación les impide confesarse y comulgar, pero reconocen que son responsables de una decisión que tomaron libremente. Incluso tienen un movimiento apostólico para acompañarse en su crecimiento espiritual: Camino a Nazareth.

Lo que se puso por escrito en el Catecismo de la Iglesia y en exhortaciones apostólicas ya se está haciendo realidad palpable y me siento orgulloso de poder ser parte de este tiempo de Nueva Evangelización y de misericordia. Nadie tiene porque quedarse fuera de la Iglesia, que acoge e ilumina a todos y que además nos hace corresponsables. Cada bautizado tiene una tarea que desempeñar según su condición y estado, pues de eso depende la fortaleza del Cuerpo Místico de Cristo, su Esposa la Iglesia.

Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos… ustedes

2 comentarios:

  1. ¿Separados en nueva unión? me suena un tanto extraña esta "denominación". Mientras el vínculo matrimonial no haya sido disuelto mediante el proceso que establece la Santa Madre Iglesia el matrimonio sigue existiendo, por lo que en caso de estar "unidos" a otra pareja estamos cometiendo adulterio, ni más ni menos, y eso lo sabemos todos los católicos.

    Todos somos pecadores. A todos nos acoge la Iglesia y a nadie condena, pero hemos de condenar el pecado aunque acojamos con amor al pecador. Y hemos de ser sinceros con nosotros mismos para no caer en él, o si estamos en él, adoptar el estado de vida que nos haga salir de él. En este caso, los separados no podemos estar en pareja... pero si la fe es lo primero en nuestra vida creo que vale la pena hacer esa opción. ¿Acaso no lo hacen los sacerdotes o religiosas?. Se trata de ser coherentes con lo que creemos.

    Lo digo con respeto y sin juzgar. Y hablo con tanta rotundidad porque yo misma sufrí durante años una situación tan dolorosa como la que expone en su artículo. Estar en una situación que sabes que no es la que la Santa Iglesia quiere y tratar de encontrar un huequito a "medias" dentro de la Iglesia.

    Tuve una separación dolorosa muy joven y un proceso más duro todavía que culminó en nulidad matrimonial. También pequé formando parejas con divorciados, a pesar de mi nulidad, con lo que sabía que no podría casarme por la Iglesia. Hasta que Dios me dio discernimiento y vi mi pecado. Decidí romper con la última pareja y "quedarme sola" antes que estar en un estado así. Siempre he sido una creyente convencida y ese estado me estaba matando por dentro, trataba de convivir con él pero sabía interiormente que no era el correcto. Al cabo de dos años, asumida mi soltería "a perpetuidad", apareció un hombre maravilloso ¡soltero! y creyente (y les aseguro, que hoy en día ambas cosas juntas no son muy fáciles de encontrar pasados los 50)...nos casamos por la Iglesia hace 2 años y mi vida de fe se ha renovado. Hoy me siento muy agradecida a Dios, porque sé que cuando confiamos en su voluntad y damos los pasos que Él nos pide por difíciles que nos parezcan...al final todo cobra sentido.
    Les hago este comentario para que no se "conformen" con ese estado de pareja del que hablan. Ahora la Santa Madre Iglesia contempla muchos más casos de nulidad que en mi época y pueden volver a casarse por la Iglesia.
    Un saludo y ¡ánimo!
    Teresa.

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  2. Estimada Teresa, soy una "separada en nueva unión" convivo con mi pareja ya casi 22 años, casada solo por lo civil, el me ayudó a educar a mis 2 hijos, y tuvimos en común otro más. Yo también me casé muy joven, tuve una separación dolorosa y un proceso igual de duro que lastimosamente no culminó en nulidad, como es su caso. Siempre sentí que a pesar de encontrarme en pecado, Dios en su infinita misericordia, se encontraba junto a mí, sí, el me escuchaba y me hablaba, y me pedía abandonarme a su voluntad, y lo hice, claro a costa de algo muy doloroso, NO PODER RECIBIR LA COMUNION, por todas las bendiciones que trajo a mi vida y a la de mi familia, sé que el estaba allí, el dolor de no tener un lugar dentro de la Iglesia nos hizo recapacitar y al reencontrarnos nuevamente con nuestro Señor, en un retiro por separado de un Movimiento Laical ,nuestra fe se renovó, el nos tenía preparado, todo lo que debíamos vivir, de allí en adelante, luego de ese primer intento fallido de conseguir una nulidad, hace ya casi 18 años, está en proceso una nueva demanda. También pienso que fue voluntad Divina, encontrar un hombre maravilloso !soltero! y creyente, que fue un verdadero compañero,amigo, padre y esposo, luego de ese reencuentro con Dios y de haber culminado nuestra tarea como padres, haber vivido realmente en familia, todos estos años, nuestras almas sintieron ese llamado a vivir en abstinencia, la castidad nos ha hecho conocer EL VERDADERO AMOR entre un hombre y una mujer, que para la vista de todos viven en "adulterio", pero aman a Dios sobre todas las cosas. La Iglesia nos ha abierto las puertas, sus pastores nos acogen, cada situación es diferente, pero lo que hemos encontrado al conocer más parejas en este caminar, es que hay muchos hermanos que pasan por esta misma situación, en el compartir el dolor, de que por un error cometido, se nos etiquete, se nos "denomine" hemos encontrado nuestra misión, la misión de todos los que se llaman católicos, que es la de evangelizar y llevar la palabra del Señor. Ahora vivimos realmente nuestra fe, ya no somos los Católicos que asisten a Misa solo los domingos, la Santa Eucaristía a diario, la confesión frecuente, la adoración Eucarística, el rezo del Santo Rosario todos los días, y lo más importante la participación en nuestra comunidad ayudando a nuestros hermanos, esos pecadores, que no los condenamos, sino que los acogemos con amor. El adulterio es un pecado público, todos saben la situación en que vivimos, pero lo que no conocen, son los corazones de estos hermanos que necesitan, que les digan que son también amados por Dios y por la Iglesia. Gracias Señor por aquellos Sacerdotes que tan misericordiosamente no suben a sus espaldas, para tratar de llevarnos de regreso al redil, todos somos sus ovejas, pero el verdadero pastor deja esas 99 para salir a buscar a la que se extravió. Ahora mi esposo y yo nos sentimos misioneros, llevando nuestro testimonio de vida, no somos "ejemplo" para nadie, pero si estamos seguros que con nuestra experiencia, llevaremos más almas al cielo. Que si podremos recibir el sacramento del matrimonio????? No lo sé !!!!, una vez más estamos en tus manos Dios, y de seguro su Madre Santísima, a quien nos hemos consagrado, se encargará de llevarnos a sus pies, el momento de nuestro final. Y nos estamos preparando para eso.

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