"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

lunes, 12 de marzo de 2012

Reflexionando el Evangelio: Pacto de amor - III Domingo del Tiempo de Cuaresma

Queridos Hermanos:

Sin duda el pasaje del tercer domingo de cuaresma nos puede dejar un poco desubicados. Imaginar a Jesús con un látigo en la mano tirando abajo las mesas de los cambistas, sacando a carrera bueyes y ovejas, seguro nos cuesta un poco. Pero así sucedió y era sin duda algo necesario. Pero lo que debemos tomar es la respuesta de Jesús cuando le preguntan que señal da para demostrar que tiene autoridad para hacer el “desalojo”. Jesús habla de su resurrección, aunque en ese momento no lo entienden. Volver a la vida después de tres días de su muerte, es la prueba de su divinidad, de que tiene autoridad para eso y toda lo que sea necesario.

En la primera lectura, Dios antes de dar los diez mandamientos, recuerda la hazaña cumplida a favor del pueblo judío. Ellos eran conscientes de haber sido esclavos en Egipto y de cómo Dios lo había liberado. Y no sólo era la gratitud a lo que apelaba el Señor, sino precisamente a el poder demostrado en la liberación, es decir, apelaba a su divinidad. Su autoridad, por lo tanto, es indiscutible.

Recordarlo seguro es una ayuda, así podemos tener presente que los mandamientos no son simplemente unos buenos consejos. Son la ley que Dios ha dado a su pueblo. Sin embargo nosotros no nos podemos quedar con la idea de la esclavitud en Egipto, porque no somos judíos. Dios nos ha liberado de la condenación eterna y para hacerlo no ha sacrificado a los primogénitos de Egipto, sino a su Hijo predilecto. La muerte de Cristo nos ha salvado, nos ha redimido. Su resurrección es la prueba de que también nosotros resucitaremos.

Por lo tanto nuestra actitud frente a los mandamientos tiene también que se distinta. Sabemos que Dios es Padre, el mejor de los padres. Y por amor a nosotros que somos sus hijos, nos ha dado el decálogo. Una ley que, lejos de ser una carga, es una solución, un camino, un estilo de vida. Cumpliendo los mandamientos podemos convivir, amando a Dios y a nuestros hermanos.

En el tercer domingo de cuaresma Jesús nos invita a cumplir la ley por amor, a recordar todo lo que significa. Desobedecerla sería una falta de amor a Él, que dio su vida por nosotros y al Padre que nos lo envió. Basta con tener presente éstas verdades para cumplirlos con todo nuestro empeño y pedir perdón cuando los desobedecemos. De eso se trata la cuaresma.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes

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