Mis juveniles ALA:
Dicen que la juventud se lleva en el corazón, aunque tenga hipertensión. Y la verdad es que parece muy cierto. La Jornada Mundial de la Juventud está en marcha desde hace dos años, que es cuando empezó su preparación y ahora es cuando me he podido integrar y dar mi colaboración, ya saben "el granito de arena". Es impresionante todo lo que hay que poner en orden para poder organizar un evento tan grande. Y lo más importante es que sabemos que nuestros pequeños o grandes esfuerzos, seguramente con la mano de Dios producirán abundantes frutos. Les cuento algo de lo que nos ha tocado experimentar por acá.
La anécdota con Iberia.
Aunque uno compre los pasajes con anticipación, en mi caso dos meses, nunca se sabe qué puede ocurrir. Y es que resulta que las aerolíneas venden más de los asientos que tienen, para asegurarse de llenar el avión, pues siempre hay la posibilidad de que alguien que ha hecho la reservación, no llegue. Siendo tiempo de vacaciones nos tocó lleno el avión y nos quedamos en Roma. Claro que no fue por mucho tiempo, en lugar de viajar a las 15:00 tomamos el vuelo de las 16:30. Lo más beneficioso fue que por ese retraso nos compensaron con 125 euros. Así que al final el viaje me costó sólo 9 euros. ¡La suerte de los que no se bañan!
La primera impresión.
Apenas llegamos a Madrid nos dirigimos a las oficinas centrales de la JMJ. Llegamos al cuarto piso del edificio Apot, muy cerca de la feria de la ciudad. Todo el piso (muy grande) estaba lleno de mesas, filas y filas. De ambos lados gente en trabajo frenético. Sacerdotes, religiosas, pero sobre todo jóvenes, muchos jóvenes. Todo el perímetro eran oficinas con paredes y puertas de vidrio, ninguna con escritorio que mirara hacia afuera, sino siempre hacia adentro, como para estar también en contacto con todo el trabajo de las mesas. Computadoras, teléfonos y agendas coincidían en número con la gente que ahí trabajaba. Luego, detrás de una pared que cerraba una de las esquinas, el Maestro esperaba a todos. Una pequeña capilla donde cada día a distintas horas se celebra la Santa Misa y se puede ir a adorar al Señor. Ya se imaginarán que quedamos impresionados.
Visitar a Santa Teresa la grande.
Una vez instalados en nuestro departamento y teniendo por delante un fin de semana libre, decidimos que había que conocer alguna ciudad cercana, ya que para visitar Madrid tendríamos suficiente tiempo. Nuestra elección fue Ávila, porque estaba cerca, porque es famosa, pero sobre todo por ser la cuna de Santa Teresa (yo me incluyo dentro de sus devotos). Pudimos conocer desde la pila bautismal donde recibió el sacramento, sus manuscritos, sus instrumentos musicales, hasta el mismísimo Monasterios de San José, primera fundación de la santa. Además de todas las bellezas de esa antigua ciudad y algo de su gastronomía (sólo algo porque tenemos bolsillo de turista y además con hueco).
A trabajar se ha dicho.
Comenzamos la semana y con ella el corre corre. Había que firmar el contrato de alojamiento, por lo del departamento. Luego correr a registrarse como voluntarios y recoger la mochila del peregrino con el uniforme que tendríamos que vestir y las identificaciones. Además lo que más me preocupaba que eran los tickets para la comida, ya que sin ellos habría que ayunar. Ni se imaginan las colas, habían llegado los voluntarios de Polonia que son una legión, más de mil. Al final pudimos comer como a las tres. Luego en las oficinas conocimos a nuestros compañeros y nos asignaron la tarea.
Y va tomando forma.
Cada día se ven cientos de rostros nuevos. Una de las experiencias más emocionantes, hasta ahora, es la de irse a recibir gente al aeropuerto. Es impresionante ver la marea de juventud que llega y la variedad de países que representan. Ni que decir de los idiomas, aunque es verdad que el más utilizado es siempre el inglés. Caras sonrientes, canciones, camisetas con logos juveniles y banderas (la mayoría se las pone como capa). El aeropuerto está tomado por los jóvenes y una energia que se contagia facilmente.
Espero poder seguir teniéndolos al tanto, aunque no me será tan fácil. Desde acá los abrazo como siempre, con el corazón en la mano.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
Apenas llegamos a Madrid nos dirigimos a las oficinas centrales de la JMJ. Llegamos al cuarto piso del edificio Apot, muy cerca de la feria de la ciudad. Todo el piso (muy grande) estaba lleno de mesas, filas y filas. De ambos lados gente en trabajo frenético. Sacerdotes, religiosas, pero sobre todo jóvenes, muchos jóvenes. Todo el perímetro eran oficinas con paredes y puertas de vidrio, ninguna con escritorio que mirara hacia afuera, sino siempre hacia adentro, como para estar también en contacto con todo el trabajo de las mesas. Computadoras, teléfonos y agendas coincidían en número con la gente que ahí trabajaba. Luego, detrás de una pared que cerraba una de las esquinas, el Maestro esperaba a todos. Una pequeña capilla donde cada día a distintas horas se celebra la Santa Misa y se puede ir a adorar al Señor. Ya se imaginarán que quedamos impresionados.
Visitar a Santa Teresa la grande.
Una vez instalados en nuestro departamento y teniendo por delante un fin de semana libre, decidimos que había que conocer alguna ciudad cercana, ya que para visitar Madrid tendríamos suficiente tiempo. Nuestra elección fue Ávila, porque estaba cerca, porque es famosa, pero sobre todo por ser la cuna de Santa Teresa (yo me incluyo dentro de sus devotos). Pudimos conocer desde la pila bautismal donde recibió el sacramento, sus manuscritos, sus instrumentos musicales, hasta el mismísimo Monasterios de San José, primera fundación de la santa. Además de todas las bellezas de esa antigua ciudad y algo de su gastronomía (sólo algo porque tenemos bolsillo de turista y además con hueco).
A trabajar se ha dicho.
Ildefonso y Jairo, mis compañeros de viaje. |
Y va tomando forma.
Cada día se ven cientos de rostros nuevos. Una de las experiencias más emocionantes, hasta ahora, es la de irse a recibir gente al aeropuerto. Es impresionante ver la marea de juventud que llega y la variedad de países que representan. Ni que decir de los idiomas, aunque es verdad que el más utilizado es siempre el inglés. Caras sonrientes, canciones, camisetas con logos juveniles y banderas (la mayoría se las pone como capa). El aeropuerto está tomado por los jóvenes y una energia que se contagia facilmente.
Espero poder seguir teniéndolos al tanto, aunque no me será tan fácil. Desde acá los abrazo como siempre, con el corazón en la mano.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
Padre César: Lo saludo desde la Alborada, nos sentimos muy orgullosos de tener un representante de nuestra parroquia como voluntario en la JMJ, es muy emocionante todo lo que nos cuenta de sus experiencias en Madrid, los jóvenes siempre están en nuestras oraciones porque son nuestros futuros santos, gracias por mantenernos informados. Que Dios los bendiga mucho a Ud. y a sus compañeros.
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