Hemos desarrollado una gran cultura sobre la nutrición, quizás heredada de nuestras abuelas. Sabemos lo que debemos comer y lo que nos hace daño, y aunque a veces nos dejemos llevar por la gula, de ordinario procuramos alimentarnos correctamente. Somos conscientes del impacto que puede tener una mala nutrición en nuestra salud. Lo que yo me pregunto es si somos también conscientes de la impacto que tiene en nuestra vida el alimento que damos a nuestro intelecto.
Porque el mismo cuidado que tenemos con lo que comemos, deberíamos tener con lo que leemos. Los libros son el alimento de nuestra mente, de nuestro intelecto. Nuestros pensamientos e ideas serán fruto de lo que hayamos leído. La lectura será siempre una de las más fuertes influencias en nuestra forma de ser, porque normalmente actuamos de acuerdo con nuestras ideas.
Y partiendo de esta premisa, creo que podemos sacer dos lecciones. Primero que así como nos aseguramos de que lo que comemos sea bueno para nosotros, hemos también de asegurarnos que lo que leemos sea bueno, sea positivo y nos ayude a construirnos como personas. Existen libros que simplemente son una pérdida de tiempo, no enseñan absolutamente nada. Otros son veladamente dañinos, como las telenovelas antiguas, que sin ser abiertamente inmorales (como las actuales) transmitían ya antivalores. Los hay que son abiertamente dañinos, leerlos es como comer basura.
Comer mucho no significa alimentarse bien. Así mismo leer mucho no significa educarse bien. Hay que procurar leer libros de calidad y leerlos en manera de aprehender lo que ahí se nos propone. No será la cantidad de libros, sino la profundidad con la que hayamos leído, la reflexión, la interiorización de lo que se lee.
Y es así que, seguro estarán de acuerdo conmigo, lo que más frecuentemente y profundamente hemos de leer son los Evangelios. No existe un mejor “best seller “, no encontraremos un mejor alimento para nuestro intelecto y nuestro espíritu que la vida de Jesucristo y su mensaje. Millones de vida a lo largo de dos mil años han sido influenciadas por ellos: santos, mártires, héroes, hombres y mujeres que cambiaron la historia del mundo, fueron influenciados por esos cuatro libritos.
Hoy les invito a leerlos con detenimiento, procurando sacarles todo el jugo. Recuerden que es Palabra viva y que por lo tanto cada vez que las vuelvas a leer tendrá algo nuevo que decirte.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos … ustedes
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