"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

jueves, 8 de septiembre de 2011

Recorriendo los pasos de Don Manuel - Nonagésimo Sexto Informe Cesarial

Mis amabilísimos ALA:

Los santos son intercesores nuestros, pero sobre todo son maestros, modelos a seguir. Es cierto que Cristo es el más grande Maestro, pero también es verdad que siguiendo a los mejores discípulos podemos también seguir la senda del Maestro. Yo admiro muchos santos, pero hay uno en especial con quien me identifico de manera más patente. Y quiso Jesús darme la oportunidad de poder recorrer sus pasos.
El Sagrario de Palomares del Río.

La oferta de Aurora.
Dicen que Dios los crea y ellos se juntan, la verdad es que estoy muy de acuerdo. Quiso Dios poner en mi camino a doña Aurora López, devota de Don Manuel y además habitante de Palomares del Río. Nos conocimos en Roma y se puso a las órdenes para darme a conocer las tierras andaluzas en las que vivió y sirvió el beato obispo. Yo no podía dejar pasar semejante oportunidad, única en la vida. Ya que estaba en España por motivo de la JMJ, pensé que lo más práctico era quedarme una semana más y poder visitar Sevilla, Huelva, Málaga y por supuesto Palomares.

Recorriendo los pasos de Don Manuel.
Cada lugar que pisábamos tenía además de una historia muy antigua, esa presencia de Jesús Sacramentado. Esa presencia por la que Don Manuel se desvivía y a la que procuraba dar y buscar compañía. Aquel Sagrario sucio y destartalado que encontró en Palomares, ha dado lugar a un lugar que destila espiritualidad eucarística. Quizás el lugar que más evoca su paso es Huelva, donde aún hoy muchos recuerdan con gratitud su obra como arcipreste. Es difícil describir lo que siente quien ha leído “Un sueño pastoral” al entrar por la puerta de la capilla del seminario de Málaga. Es como un cuento que se te vuelve realidad. Y ese Sagrario diseñado por Don Manuel, en el que cada detalle es una catequesis. El Sagrado Corazón, la Inmaculada y el pastorcito eucarístico (ahora en el Nazaret de Málaga) hablan de un santo pastor que supo guiar a su diócesis hacia la Jesús Abandonado.

Entre Marías.
Y es que recorrer la ruta de Don Manuel, era también encontrarse con sus hijas. La visita a cada lugar nos ponía en contacto con nuevas hermanas. Lo que más me emocionó fue encontrarme con una que hace años no veía y que no esperaba encontrar aquel día. Celebrando la Misa en Villa Nazaret, la primera casa de la congregación, pude ver que del lado derecho de la capilla estaba una hermana que se me hacía familiar. Al finalizar la eucaristía se acercaron las hermanas a saludar y reconocí enseguida a María Mercedes. Ella era superiora de la comunidad de Guayaquil cuando me encontré con las Misioneras Eucarísticas por primera vez. Fue emocionante poder recordar viejos tiempos y compartir con ella los avances de la obra de los Misioneros Eucarísticos Diocesanos.
Con la Hna. María Mercedes.

Compartir en familia.
Y es que aunque pareciera un tour eminentemente religioso, tenía también un toque familiar. Aurora me recibió en su casa y en su familia. Pude compartir momentos con sus hijos, suegros y esposo, además de sus buenos amigos. Conservo los mejores recuerdos de Francisco, su hijo mayor, que fue quien más tiempo compartió con nosotros (hasta de fotógrafo le tocó). Como se acostumbra ahora, confiamos nuestra amistad al cuidado del facebook. 

Lo más importante, el fruto del viaje, más allá de haber visitado la tierra que evangelizó Don Manuel, son las amistades sembradas. Las hermanas, algunos sacerdotes, María Mercedes, María Elena, María Antonia, Francisco y sobre todo Aurora. Siempre hemos de valorar el tesoro de la amistad por encima de cualquier otro valor. Y es que el mismo Jesús nos llamó amigos.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos … ustedes

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