Cuenta una historia que había en una pequeña laguna un sapo muy grande y lleno de verrugas. A una pequeña rana que había llegado a vivir ahí le llamó la atención ver que el sapo se alimentaba únicamente de luciérnagas. Ese detalle despertó su curiosidad, porque el estanque estaba lleno de todo tipo de insectos. Un día no se aguantó más y le preguntó:
- Señor Sapo ¿por qué come usted sólo luciérnagas?
A lo que el sapo, sin inmutarse, respondió:
- Porque brillan.
Cristo es la Luz del mundo y su Iglesia ha de reflejar esa luz. A veces cuando se habla de Iglesia se piensa en los templos, otras veces se entiende por Iglesia sólo a la jerarquía de la misma, pero Iglesia somos todos los bautizados. Siendo todos parte de ella, somos también todos corresponsables de irradiar esa luz y de ayudar a que la institución que fundó Jesús para continuar su obra, pueda cumplir su objetivo.
Ayer, mientras caminaba por las calles de Bruselas, me topé con un templo que me dejó preocupado. Su belleza arquitectónica era indiscutible, a pesar de la suciedad que lo cubría. Pero había otro detalle que me dejó mal: junto a la puerta principal y obstaculizando la misma estaban los contenedores de basura del municipio.
No sé si me preocupa más el que los haya puesto ahí el ayuntamiento o el hecho de que los fieles de esa parroquia lo hayan permitido. Parecería un detalle sin tanta importancia, pero yo creo que no. Para mi es un reflejo de una comunidad indiferente, tibia o fría, que se cansó de reflejar la luz.
El beato Manuel González sufría cuando encontraba sagrarios, altares, templos abandonados materialmente, precisamente porque al abandono material había precedido, lógicamente, un abandona espiritual. Delante de esos espectáculos su amor por Dios lo movía a escribir, a predicar, a mover corazones y almas, para que Cristo no fuese olvidado.
Hoy nos debemos preguntar si estamos reflejando la luz de Cristo ahí donde Él nos ha puesto. Nos hemos de cuestionar si realmente estamos sirviendo en nuestra parroquia, si estamos cultivando nuestra fe y ayudando a otros a caminar en vida cristiana. Siempre habrá quien quiera opacar a la Iglesia, siempre habrán sapos como el de la historia, pero mientras los cristianos sigamos proyectando la luz las tinieblas no reinarán. Todos somos responsables en la Iglesia.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
Gran verdad Padre César nosotros debemos ser el fiel reflejo de lo que queremos para nuestra iglesia y ya me enteré quien era don Manuel....somos cristianos muy tibios ante nuestra iglesia...me falta compromiso y tal vez también me falta un poco mas de conocimiento de como estar más comprometida...
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