Mi amigo el padre Jairo acosado por los manifestantes. |
Quizás la única sombra que se proyectó sobre nuestra soleada JMJ, fue la manifestación de los autodenominados “anti papa”. A lo mejor el título no les hace justicia puesto que no sólo se manifestaban en contra de la visita del Papa, sino también a favor del aborto, del matrimonio entre personas del mismo sexo, de la eutanasia y de la educación laica (entiéndase sin posibilidad de enseñanza religiosa). Es decir que aprovecharon el momento para darse un baño de notoriedad.
Está de más decir que tanto los organizadores de la JMJ, como personeros del gobierno español dejaron muy en claro que el estado no había aportado dinero y que los impuestos de los ciudadanos no servían para financiar la JMJ. Esta fue 100% costeada por las inscripciones de los peregrinos y la empresa privada. Pero ya se sabe que lo que los anti-papa querían era otra cosa.
No sé si ellos habrán o no logrado su objetivo y además no me interesa. Lo que sí puedo afirmar, puesto que fui testigo ocular, es que brindaron a los jóvenes peregrinos una oportunidad magnífica de dar testimonio al mundo. Los violentos fueron ellos, ellos los que insultaban, humillaban y profesaban intolerancia. Fueron ellos los que lanzaron botellas, empujaron y hasta golpearon. A sus gritos los peregrinos respondían con cantos, a sus burlas con oración, a su ira con alegría.
No nos arruinaron la fiesta, todo lo contrario. El mundo pudo ver en imágenes el temple de la juventud católica, la juventud del Papa. Y como se dice que “Una imagen vale más que mil palabras”, estoy convencido que esas imágenes que dieron la vuelta al mundo han hecho y harán mucho bien, animando a otros jóvenes a no tener miedo de mostrar su fe, con valor, alegría y respetando a quien no la comparte.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
Sin nosotros no tienen ni ápice de publicidad... Nos necesitan para hacerse notar. Y con la violencia por bandera...
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