"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

viernes, 29 de junio de 2012

De la tierra al Cielo LXXII - Amores en desuso


Muchos tenemos la costumbre de acumular cosas. Puede ser por el simple hecho de conservar junto con ellas algún recuerdo o pensando en que más adelante nos podrían ser necesarias otra vez. Con el tiempo podemos llenar la casa y alguna bodega con objetos de dudoso valor, que al final se llenan de polvo y hasta se dañan, pero que nos cuesta mucho botar.

Algo parecido nos puede suceder con las personas. A lo largo de nuestra vida podemos cambiar de lugar o de ambiente y cada cambio significa conocer nuevas personas, cultivar nuevas relaciones y establecer nuevos vínculos. Lógicamente con las personas no podemos hacer lo que hacemos con las cosas. Las personas no se embodegan, ni se archivan, no podemos reciclarlas, ni dejar en “stand by” nuestros vínculos.

El amor se cultiva y se renueva, todos lo sabemos aunque a veces parezca que lo olvidamos. Es humanamente imposible dedicarles a todas las personas que llevamos en el corazón todo el tiempo que quisiéramos, pero sí podemos hacerles sentir nuestro afecto de vez en cuando. No voy a hacer una lista de las maneras porque eso corre por cuenta del ingenio de cada quien.

Lo que quiero afirmar hoy es que no existen amores en “desuso”. Un vínculo auténtico no se rompe fácilmente, pero no es irrompible. Cada cierto tiempo, con cuidado y un poco de disciplina, hemos de quitar el polvo de aquellos amores que cultivamos diariamente tiempo atrás y que hoy, debido a un cambio de circunstancias, no tenemos la capacidad de cuidar con la misma frecuencia. De eso depende que el vínculo se mantenga tan fuerte como lo dejamos y, aunque no lo crean, a veces hasta más fuerte. Muchas veces la separación nos hace descubrir detalles que antes no habíamos visto y que hacen crecer el vínculo.

Así que a poner manos a la obra, un buen plumero o un trapito húmedo y a desempolvar nuestros amores en “desuso”. Recuerden que las antigüedades y los modelos “clásicos” son siempre de gran valor.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes

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