"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

domingo, 10 de abril de 2011

Reflexionando el Evangelio: La salvación primero - Domingo V del Tiempo de Cuaresma

Queridos Hermanos:

Hablando de la resurrecciòn de Làzaro me decìa alguien que era la prueba de que quien tiene padrino se bautiza. Me lo decìa porque habìa sacado la conclusiòn de que el Senior habìa hecho el milagro por la amistad que lo unìa a Làzaro y a sus hermanas. Si nos quedàsemos en una lectura superficial de los hechos podrìan tambièn nosotros convencernos de semejante afirmaciòn, pero el Evangelio debemos leerlo en profundidad.

Ya desde el inicio del pasaje Jesùs deja en claro cuàl era el objetivo de la muerte de Làzaro, es decir, la gloria de Dios. Jesùs podìa haber llegado a Betania antes de la muerte de su amigo, sin embargo esperò dos dìas para ponerse en marcha. El amor particular que Jesùs tenìa por Làzaro era mucho menos importante que el amor por la humanidad en general, de la cual Làzaro tambièn forma parte. A travès de la resurrecciòn del amigo, Jesùs logra suscitar la fe en muchos judìos, tant que luego los fariseos querìan asesinar a Làzaro porque por su causa muchos reconocìan a Cristo como Mesìas. 

Como sacerdote nos toca siempre estar dispuestos a escuchar. Algunas personas que se han alejado de Dios lo han hecho porque se sintieron olvidadas del Senior, no escuchadas en sus peticiones o necesidades. Quizàs la màs profunda de estas heridas se da cuando de por medio està la muerte de un ser querido. Son frecuentes los “por què” sin una explicaciòn satisfactoria.

Y es que aùn no hemos entendido que sòlo hay una cosa importante para Dios: nuestra salvaciòn. Y es tan importante que ha sacrificado a su propio Hijo por ello. Todo lo que Dios ha hecho y hace persigue un ùnico objetivo, una sola meta. Cierto que la muerte no estaba en el plan de Dios porque es màs bien una consecuencia del pecado. Pero tambièn es cierto que a todos nos llegarà el dìa en que nuestro tiempo en este mundo terminarà.

Se nos va terminando la cuaresma y con ella este tiempo de gracia especial. Es importante que recordemos nuestra razòn de ser, que es hacer la voluntad de Dios, sabiendo que Su voluntad es que todos los hombres se salven. Esta debe ser nuestra principal preocupaciòn cotidiana: alcanzar nuestra salvaciòn y ayudar a los demàs a conseguirla. De todo lo demàs se encargarà Jesùs.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes

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