Una canciòn de esas viejas decìa que “hasta la belleza cansa” y siempre me hacìa pensar si era en verdad posible. Pasando los años creo que puedo concluir que no es la belleza en sì misma lo que nos llega a cansar, porque de hecho la belleza es algo siempre agradable, sino que el problema està en quien ya ha perdido la capacidad de apreciarla.
Algunas capacidades las poseemos por gracia de Dios, como la capacidad de amar. Otras, que tambièn son don de Dios, son màs bien físicas como la capacidad de ver o escuchar. Lo que muchas veces olvidamos es que asì como podemos perder la capacidad de ver (física) tambièn podemos perder la capacidad de amar (espiritual).
La capacidad de apreciar lo bello se puede perder. No es raro toparse con personas que no se maravillan por nada, son aburridos crònicos. Y no es que sean ciegos o vivan encerrados en su casa, es simplemente que se acostumbraron a la belleza.
Pongo un ejemplo contundente. No existe un milagro màs grande que la Eucaristìa. Para quien vive de la fe y sabe que es Dios quien està presente en ese pedacito de pan no existe nada màs grande. Pero aùn quien comulga a diario o hasta quien celebra la Santa Misa cotidianamente, si se descuida, puede perder la sensibilidad, puede terminar “robotizado”, incapaz de percibir la maravilla que tiene delante.
Nuestra relaciòn con Dios, asì como con nuestros amigos o familiares, pueden sufrir las consecuencias de esta pèrdida de la sensibilidad, de percibir lo bello, lo ordinaro o hasta captar lo bello de lo extraordinario. La soluciòn es bastante simple. Basta con darnos cuenta de que nos està sucediendo. Es como despertarse y abrir los ojos o detenerse un poco para saborear un caramelo.
Los invito a comenzar con lo màs importante: la Misa. Valoremos ese momento milagroso, cuando el pan y el vino se transforman en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Seguro que ese despertar de nuestra alma reactivarà nuestra capacidad de apreciar lo bello, lo maravilloso que nos rodea.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
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