"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

miércoles, 4 de mayo de 2011

Reflexionando el Evangelio: Apóstoles de la Reconciliación - Domingo de la Misericordia

Queridos Hermanos: 

Celebrar el domingo de la Misericordia es celebrar la misiòn de llevar el perdòn de Dios a todos. Si, aunque parezca un poco fuera de la doctrina, todos somos apòstoles del perdòn de Dios. Les explico porque.

El Señor comienza donando a sus apòstoles la paz. Esa paz que todos deseamos, que el mundo reclama y que es tarea de los cristianos el propagarla. Y cuando hablamos de la paz cristiana no nos referimos sòlo a la ausencia de guerra o a una vida tranquila. La paz imprescindible es la interior, la de nuestra conciencia, que està por encima del bienestar o de la ausencia de conflictos bèlicos o domèsticos.

La paz de nuestras conciencias sòlo la podemos recibir a travès del sacramento de la confesiòn, que es como recibimos el perdòn de Dios. Y hemos visto como en el Evangelio de este domingo Jesùs da a los apòstoles el poder de perdonar o retener los pecados. Es en aquel momento que instituye el sacramento de la reconciliaciòn. Pero no podemos pensar por ello que sòlo los apòstoles tienen la responsabilidad de propagar la paz en el mundo.

Todos somos portadores de la paz, todos somos apòstoles de la misericordia en la medida en que nuestra vocaciòn nos lo permite. Mientras los sacerdotes tenemos la facultad de confesar, los laicos tienen a diario la oportunidad de influir sobre los demàs, con el ejemplo y la palabra, acercàndolos al sacramento que les devolverà la gracia.

Ser devoto del Señor de la Misericordia implica ser apòstol del perdòn. Nuestra salvaciòn se basa en que podemos ser perdonados, en que nuestros pecados pueden ser borrados por la fuerza del sacrificio de la Cruz. Non podemos guardarlo sòlo para nosotros, serìa demasiado egoìsta. La misericordia de Dios es infinita y universal. Hoy Jesùs nos llama a colaborar en su difusión..
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes

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