Yo simplificaría la vida entera de un cristiano con todos sus deberes, derechos, virtudes, recursos, alegrías, aciertos y triunfos en esto solo: en que su Misa y Comunión de cada día sean el principio y el término de todas sus actividades, y más claro, que cuanto haga, diga o sienta cada día sea preparación o acción de gracias de su Misa y Comunión de la mañana.
¿Exageración? Mientras más lo parezca, más razón hay para insistir en la necesidad de instruir al pueblo cristiano en la verdad, simplicidad y belleza de esta doctrina.
Sí, hay que decir de todos los modos a los cristianos y a los piadosos, cualquiera que sea su ocupación, su rango o su ministerio: que el mejor cristiano será el que está más unido a Cristo-Misa, por dar así a Dios la mayor gloria y a Cristo- Comunión, por recibir así de El la mayor gracia, que es El mismo, fuente de toda gracia.
¿Exageración? Mientras más lo parezca, más razón hay para insistir en la necesidad de instruir al pueblo cristiano en la verdad, simplicidad y belleza de esta doctrina.
Sí, hay que decir de todos los modos a los cristianos y a los piadosos, cualquiera que sea su ocupación, su rango o su ministerio: que el mejor cristiano será el que está más unido a Cristo-Misa, por dar así a Dios la mayor gloria y a Cristo- Comunión, por recibir así de El la mayor gracia, que es El mismo, fuente de toda gracia.
Vivir la Misa es:
1.- Conocerla a fondo.
2.- Estimarla en su valor.
3.- Tomar por norma de conducta lo que Jesús hace en ella.
4.- Tener como cifra de mi mayor felicidad en la tierra esta palabra: Digo Misa, si soy sacerdote; Oigo y encargo Misa, si simple fiel.
5.- Y este conocer, estimar, imitar y gozar mi Misa, tan metido en mi pensar, querer, sentir y obrar de cada día y de cada hora y en cada ocupación, que se pueda decir de mi perennemente : Está en Misa; esto es, está viviendo su Misa.
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