Mis casi reencontrados ALA :
Es la primera vez que me retraso tanto para informar los trajines y avatares de un cura suelto en Roma. Les pido mil y una disculpas. La verdad es que no tengo mucho tiempo disponible (y tampoco energias) pues entre tantos exámenes y algunas visitas, las horas se me han ido volando. Pero sin adelantar nada, procedo a desgranar una semana de corre, corre, que te cojo.
Un cerebro que se cansa
La verdad es que esto de volver a la vida de estudiante tiene sus claros y oscuros. La verdad es que todo va bien hasta que llega la tediosa tarea de los exámenes. Hasta ahora todo parece ir bien, aunque me gustaría poder decir que excelente. Por más que estudio (que no es uno de mis hobbies) no logro aprenderlo todo como me gustaría. Simplemente me parece demasiado. No sé si será que ya estoy muy cansado o simplemente que "platano maduro no vuelve a verde". Lamentablemente tengo que reconocer que ya no tengo veinte años, como cuando estaba en el Seminario. Los treinta y cuatro, aunque digan que los llevo muy bien (alábate pato) parece que han hecho su parte. Lo importante es que de once exámenes que tenía que presentar, ya sólo ma faltan tres.
Mi querido primogénito
Ya saben que aunque como padre uno debe querer a todos sus hijos por igual, yo no oculto mi preferencia por mis hijos seminaristas. Será que mi amor al sacerdocio me hace ver en ellos el don más grande que Dios me ha regalado, como fruto selecto de mi servirle en el ministerio. Sé que suena a mucha soberbia, pero simplemente no lo puedo ocultar. Y de todos estos excelentes jóvenes que se preparan para pastorear al pueblo de Dios, los dos primeros tienen un lugar especial. Precisamente por ser los primeros, los "primogénitos". Los dos se llaman Daniel y mientras uno se forma en Guayaquil, desempañando su rol de hermano mayor, el otro estudia en España. Ha querido la providencia juntarnos en estos días, para celebrar la clausura del año sacerdotal. En la foto aparecemos los dos y la sonrisa de Andrés Ulloa.
Después de diez meses, al aeropuerto
Parece que hubiese pasado muchísimo más tiempo, pero no son más de diez los meses que tengo en Roma. Y me tocó, pocos días antes de volver a Ecuador, visitar el aeropuerto para recoger a Danielito. Fue muy emocionante volverlo a ver.
Primer destino: Cannetto
Me lo llevé a la parroquia. Creo que se lo pasó muy bien. Conoció las distintas iglesias y disfrutó de los hermosos paisajes que regala la naturaleza en esos lares, especialmente en el valle de Canneto. Nuestro compatriota, el padre Homero no sólo que nos acompañó, sino que dió como es su costumbre su toque de humorismo. Además conocimos a Sor Adele, una nueva "contratación" que nos acompañará durante la época de mayor peregrinaje al santuario. Ya les hablaré más adelante de esta singular monjita.
El Cuerpo y la Sangre de Cristo
Como es costumbre debíamos hacer la procesión del Corpus. La iglesia llena (ojalá fuese así cada domingo) y tanto el coro, como los varones que llevarían el palio, estaban listos. Los monaguillos brillaban por la ausencia. Menos mal que estaba Daniel, que lo hizo muy bien (no podía ser de otra manera). Además llegó mi amigo Daniele, joven de Picinisco que también nos dió una mano con la amplificación. Todo salió muy bien y creo que digno de Jesús Sacramentado. Un agradecimiento para todos los que colaboraron.
Aprovecho para dar la bienvenida a María Daniela Castro Estrella (más conocida como Bebé Misionera), hija de Carlos y María Conchita. Desde acá la bendicimos y la abrazamos con ternura. Me despido, aunque en pocos días les contaré algunas cosas más ...
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
Un cerebro que se cansa
La verdad es que esto de volver a la vida de estudiante tiene sus claros y oscuros. La verdad es que todo va bien hasta que llega la tediosa tarea de los exámenes. Hasta ahora todo parece ir bien, aunque me gustaría poder decir que excelente. Por más que estudio (que no es uno de mis hobbies) no logro aprenderlo todo como me gustaría. Simplemente me parece demasiado. No sé si será que ya estoy muy cansado o simplemente que "platano maduro no vuelve a verde". Lamentablemente tengo que reconocer que ya no tengo veinte años, como cuando estaba en el Seminario. Los treinta y cuatro, aunque digan que los llevo muy bien (alábate pato) parece que han hecho su parte. Lo importante es que de once exámenes que tenía que presentar, ya sólo ma faltan tres.
Mi querido primogénito
Ya saben que aunque como padre uno debe querer a todos sus hijos por igual, yo no oculto mi preferencia por mis hijos seminaristas. Será que mi amor al sacerdocio me hace ver en ellos el don más grande que Dios me ha regalado, como fruto selecto de mi servirle en el ministerio. Sé que suena a mucha soberbia, pero simplemente no lo puedo ocultar. Y de todos estos excelentes jóvenes que se preparan para pastorear al pueblo de Dios, los dos primeros tienen un lugar especial. Precisamente por ser los primeros, los "primogénitos". Los dos se llaman Daniel y mientras uno se forma en Guayaquil, desempañando su rol de hermano mayor, el otro estudia en España. Ha querido la providencia juntarnos en estos días, para celebrar la clausura del año sacerdotal. En la foto aparecemos los dos y la sonrisa de Andrés Ulloa.
Después de diez meses, al aeropuerto
Parece que hubiese pasado muchísimo más tiempo, pero no son más de diez los meses que tengo en Roma. Y me tocó, pocos días antes de volver a Ecuador, visitar el aeropuerto para recoger a Danielito. Fue muy emocionante volverlo a ver.
Primer destino: Cannetto
Me lo llevé a la parroquia. Creo que se lo pasó muy bien. Conoció las distintas iglesias y disfrutó de los hermosos paisajes que regala la naturaleza en esos lares, especialmente en el valle de Canneto. Nuestro compatriota, el padre Homero no sólo que nos acompañó, sino que dió como es su costumbre su toque de humorismo. Además conocimos a Sor Adele, una nueva "contratación" que nos acompañará durante la época de mayor peregrinaje al santuario. Ya les hablaré más adelante de esta singular monjita.
El Cuerpo y la Sangre de Cristo
Como es costumbre debíamos hacer la procesión del Corpus. La iglesia llena (ojalá fuese así cada domingo) y tanto el coro, como los varones que llevarían el palio, estaban listos. Los monaguillos brillaban por la ausencia. Menos mal que estaba Daniel, que lo hizo muy bien (no podía ser de otra manera). Además llegó mi amigo Daniele, joven de Picinisco que también nos dió una mano con la amplificación. Todo salió muy bien y creo que digno de Jesús Sacramentado. Un agradecimiento para todos los que colaboraron.
Aprovecho para dar la bienvenida a María Daniela Castro Estrella (más conocida como Bebé Misionera), hija de Carlos y María Conchita. Desde acá la bendicimos y la abrazamos con ternura. Me despido, aunque en pocos días les contaré algunas cosas más ...
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
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