"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

lunes, 28 de mayo de 2012

Reflexionando el Evangelio: Nueva Evangelización y Año de la Fe - Solemnidad de Pentecostés


Queridos Hermanos:

La solemnidad de Pentecostés del presente año, trae consigo una singularidad digna de resaltarse. El Papa nos ha llamado con insistencia a tomar parte en la nueva evangelización, haciéndose cada uno responsable de su parte en la misión de la Iglesia. Y todo en el tiempo de preparación al Año de la Fe, que iniciará el 11 de octubre.

Celebrar la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y María Santísima, es celebrar que su presencia es la que santifica la Iglesia. Es recordar que también nosotros hemos recibido el mismo Espíritu el día de nuestro bautismo y también sus dones el día de nuestra confirmación. Es también, por lo tanto, reconocer que así como actuó a través de los Apóstoles y de los santos de todos los tiempos, quiere actuar a través de cada uno de nosotros.

Pero no es suficiente con saber y creer que el Espíritu de Dios habita en nosotros, que somos sus templos, ¿cómo lograr que su presencia nos mueva como movió a los Apóstoles?

El Papa en su carta “Puerta de la Fe”, con la cual nos ha convocado a celebrar el Año de la fe, nos recomienda tres pasos importantes. El primero es el estudio, meditación y profundización de nuestra fe. Cada uno en casa y en la parroquia, ayudado del Catecismo de la Iglesia Católica, está llamado a renovar la propia fe. Sin olvidar que le fe crece más aún cuando es compartida, enseñada a los demás.

El segundo paso es la vivencia de la liturgia, especialmente la Santa Misa. Jesucristo Eucaristía es el misterio de la fe y por lo tanto debe ser conocido y amado cada vez con más intensidad. Vivir la Santa Misa y ayudar  nuestros hermanos a vivirla será prioritario si queremos aportar a la nueva evangelización.

El tercero es la caridad, pues una fe sin caridad, sin obras, es una fe muerta. Por lo tanto y para que nuestro testimonio de fe sea creíble y atrayente, nos hemos de destacar en el amor a los que más sufren, siendo diligentes en el servicio. Y como bien sabemos que el mejor de los servicios es acercar al hermano a Dios, no podemos desconectar la caridad de la evangelización.

Como pueden ver, el Año de la Fe y la nueva evangelización van de la mano. Ojalá no se nos escape la oportunidad de fortalecer nuestra relación con Cristo y de llevar más almas a Él.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos … ustedes

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