"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

lunes, 8 de marzo de 2010

Reflexionando el Evangelio - Domingo III de Cuaresma

Queridos Hermanos:

La Parábola de la Higuera nos ayuda a comprender cuál es nuestra razón de ser. Cierto es que seguimos en el tiempo de cuaresma y que la Iglesia continua invitándonos a la penitencia, pero hoy Jesús quiere ayudarnos a comprender de qué cosa es que debemos arrepentirnos, por qué debemos hacer penitencia.

Tantas veces, cuando he preguntado a alguien por qué no se confiesa, la respuesta ha sido: "Padre, es que yo no tengo pecados, yo no le hago mal a nadie". Claro que pensando así es muy difícil que se entienda de arrepentimiento o de penitencia.

La higuera de la parábola tampoco le hacía mal a nadie. Daba seguramente un poco de sombra y seguro adornaba un poco la huerta, pero no cumplía su objetivo, no producía higos. Es decir que no hacía mal a nadie, pero tampoco hacía ningún bien. Era una planta inútil y por eso el dueño de la huerta decidió cortarla.

Nosotros, al igual que la higuera, sino damos frutos, no estamos cumpliendo el objetivo de nuestra vida. Dios en su infinito amor de Padre ha querido darnos las herramientas para poder servir. Además Jesús, como buen hortelano, nos abona con la gracia a través de los sacramentos y nos abriga con el calor de su Palabra. Tenemos todo lo necesario para poder fructificar. Quien no lo hace está desperdiciando los dones de Dios.

Hoy el Señor nos llama a hacer el bien, a practicar las virtudes. Empecemos haciendo un exámen de conciencia y escogiendo una virtud para poner en práctica. Humildad, generosidad, caridad, diligencia, la que el Espíritu Santo te mueva a cultivar. Pero no te quedes cruzado de brazos, porque los inútiles no entrarán al Reino de Dios.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes

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