Celebrar la fiesta de la venida del Espíritu Santo, nos tiene que llevar a reconocer la acción de la tercera persona de la Santísima Trinidad en la Iglesia, y por tanto, en la vida de cada uno de nosotros. Bien dicen del Espíritu Santo que es el "Dios desconocido" y es una tremenda ironía, pues sabemos que somos su Templo, es decir que habita y obra, en y a través de nosotros.
Nosotros hemos recibido el Espíritu Santo por primera vez en el Bautismo. Luego con sus siete dones lo recibimos en la Confirmación. Es decir, que mientras conservamos el estado de gracia, El habita en nosotros.
Ahora surge la pregunta ¿cómo es que teniéndolo en nosotros, no percibimos su fuerza? ¿cómo es que no actúa en nosotros como lo hizo en los apóstoles?.
Ciertamente lo que sucedió el día de Pentecostés, no es algo que se repite con frecuencia, por lo menos no con una manifestación tan extraordinaria. Pero el mismo Espíritu que descendió sobre los Apóstoles, es el que durante siglos ha actuado en la Iglesia, a través de los santos, los mártires y todos aquellos que se han dejado guiar por El.
El problema es que muchas veces simplemente no lo dejamos actuar. De qué nos sirve el sentido de la vista, si no hay luz que nos permita ver. De qué nos serviría el oído si no hubiesen sonidos que escuchar o el olfato si no hubiesen olores. Así sucede con nosotros. Somos sus Templos, pero si no vivimos en gracia de Dios, hemos echado fuera al Espíritu Santo. Y si estamos en gracia pero no lo dejamos actuar , es como tener los ojos y no tener luz, al fin de cuentas no podemos ver.
Es necesario reconocernos instrumentos de Dios y dejar que sea el Espíritu Santo el que guíe nuestras vidas. El sabe lo que es bueno, cuál es la misión de cada uno. El nos mostrará el camino, nos dará la fuerza para cumplir el plan de Dios y nos acompañará siempre, como Abogado y Consolador. El hablará y obrará a través de nosotros, si se lo permitimos.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
Nosotros hemos recibido el Espíritu Santo por primera vez en el Bautismo. Luego con sus siete dones lo recibimos en la Confirmación. Es decir, que mientras conservamos el estado de gracia, El habita en nosotros.
Ahora surge la pregunta ¿cómo es que teniéndolo en nosotros, no percibimos su fuerza? ¿cómo es que no actúa en nosotros como lo hizo en los apóstoles?.
Ciertamente lo que sucedió el día de Pentecostés, no es algo que se repite con frecuencia, por lo menos no con una manifestación tan extraordinaria. Pero el mismo Espíritu que descendió sobre los Apóstoles, es el que durante siglos ha actuado en la Iglesia, a través de los santos, los mártires y todos aquellos que se han dejado guiar por El.
El problema es que muchas veces simplemente no lo dejamos actuar. De qué nos sirve el sentido de la vista, si no hay luz que nos permita ver. De qué nos serviría el oído si no hubiesen sonidos que escuchar o el olfato si no hubiesen olores. Así sucede con nosotros. Somos sus Templos, pero si no vivimos en gracia de Dios, hemos echado fuera al Espíritu Santo. Y si estamos en gracia pero no lo dejamos actuar , es como tener los ojos y no tener luz, al fin de cuentas no podemos ver.
Es necesario reconocernos instrumentos de Dios y dejar que sea el Espíritu Santo el que guíe nuestras vidas. El sabe lo que es bueno, cuál es la misión de cada uno. El nos mostrará el camino, nos dará la fuerza para cumplir el plan de Dios y nos acompañará siempre, como Abogado y Consolador. El hablará y obrará a través de nosotros, si se lo permitimos.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
Hola Padre Cesar como esta le quiero contar que este año hago la confimarcion y quiero que este presente en mi y me de mucha bendicion me despido que pase bien somo Elsa y Deisy
ResponderEliminarPadre quiero que usted se sienta bien en Roma despues que se haiga ido yo aca en Guayaquil lo extraño y quiedo que me diga cuando viene soy Deisy
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