Hoy en día hay que tener extremo cuidado con las ideas que nos quieren vender. Las ideologías que circulan cada día buscan, de manera camuflada, imponernos conceptos contrarios a la moral cristiana. Claro que lo hacen disfrazándolas, haciéndolas circular a través de palabras que parecen inocentes.
Cuando escuchamos hablar de "Planificación Familiar" (término muy utilizado) no nos sentimos incómodos. Estamos casi habituados y nos da la impresión de que no se dijese nada negativo. Y eso es precisamente el objetivo de quienes mueven la cultura de muerte.
Hablar de "Planificación Familiar" implica reconocer que los padres tienen el derecho a decidir cuándo y cuántos hijos tener. Parece que no hubiese nada de malo en eso, pero lo hay. Nosotros sabemos que no somos dueños de nuestra vida, peor aún, de la vida de los demás. Es Dios quien gobierna el mundo y es El quien decide cuando comienza o termina las vida. La misión de los esposos incluye colaborar con Dios y dar vida a los hijos. El Señor se los dará como una bendición y un encargo, que han de cumplir como cristianos, pues esa es su vocación.
La "planificación familiar" promueve, para precautelar el supuesto "derecho", todo un conjunto de métodos anticonceptivos y abortivos, que por supuesto lo que buscan es el control de la natalidad a cualquier precio.
Nosotros como cristianos, no hablamos de "planificación familiar" sino de Paternidad Responsable. Para nosotros la vida es un don, un bien que se debe cuidar y el matrimonio una vocación a la santidad. La paternidad responsable implica tener los hijos que se pueda criar y educar. Ni más, pues lo contrario sería irresponsable, ni menos porque sería egoísta. Cada hijo es un milagro, una gracia de Dios, nunca se lo debe de considerar como una carga o una molestia. La familia no se "planifica", la familia se construye en el amor mutuo y en la comunión con Dios.
Cuando escuchamos hablar de "Planificación Familiar" (término muy utilizado) no nos sentimos incómodos. Estamos casi habituados y nos da la impresión de que no se dijese nada negativo. Y eso es precisamente el objetivo de quienes mueven la cultura de muerte.
Hablar de "Planificación Familiar" implica reconocer que los padres tienen el derecho a decidir cuándo y cuántos hijos tener. Parece que no hubiese nada de malo en eso, pero lo hay. Nosotros sabemos que no somos dueños de nuestra vida, peor aún, de la vida de los demás. Es Dios quien gobierna el mundo y es El quien decide cuando comienza o termina las vida. La misión de los esposos incluye colaborar con Dios y dar vida a los hijos. El Señor se los dará como una bendición y un encargo, que han de cumplir como cristianos, pues esa es su vocación.
La "planificación familiar" promueve, para precautelar el supuesto "derecho", todo un conjunto de métodos anticonceptivos y abortivos, que por supuesto lo que buscan es el control de la natalidad a cualquier precio.
Nosotros como cristianos, no hablamos de "planificación familiar" sino de Paternidad Responsable. Para nosotros la vida es un don, un bien que se debe cuidar y el matrimonio una vocación a la santidad. La paternidad responsable implica tener los hijos que se pueda criar y educar. Ni más, pues lo contrario sería irresponsable, ni menos porque sería egoísta. Cada hijo es un milagro, una gracia de Dios, nunca se lo debe de considerar como una carga o una molestia. La familia no se "planifica", la familia se construye en el amor mutuo y en la comunión con Dios.
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