"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

miércoles, 10 de noviembre de 2010

De la tierra al Cielo XXXII - Todo a su tiempo ...


En la parábola del sembrador Jesús nos presenta los distintos tipos de suelo donde puede caer la semilla. Pero es sólo en tierra buena que esa semilla dará su fruto. Lo que hoy quisiera compartir, a través de mi corta experiencia de jardinero, es que cada semilla germina a su tiempo.
Ya desde mi tiempo de escuela me encantaba sembrar. Sentí mucha ansia durante el tiempo que había que esperar para que brotaran las primeras hojas. Y fue así como aprendí que cada tipo de semilla tiene su propio tiempo de germinación. Los factores no llego a conocerlos, segura habrá una explicación científica como la dureza de la semilla, el tipo de planta, etc. Pero lo que cuenta es que, cada una a su tiempo, da una nueva planta.
Creo que este ejemplo nos puede ayudar a comprender el proceso de la vida espiritual. Dios deposita en nosotros la semilla de la gracia, a través de los sacramentos. La semilla es siempre buena. Suponiendo y esto porque escribo a gente que seguramente es parte de una comunidad cristiana, que existe la tierra buena de parte nuestra, por qué no toda la semilla parece que da fruto.
La realidad es que siempre da fruto la buena semilla, pero no siempre al mismo tiempo. Cuando , por ejemplo, concluye un año de catequesis, tenemos la esperanza de ver regresar cada domingo a todos los catequizandos. Y la realidad es que muchos simplemente desaparecen. Nos consuela el ver a algunos integrados a la comunidad y participando activamente, pero a veces nos desespera el no ver a los que se fueron. Lo mismo se podría decir con respecto a los grupos parroquiales, a las misiones populares o a tantos tipos de iniciativas de evangelización que esperamos no rindan abundantes cosechas.
No podemos olvidar que la semilla es buena porque la sembró Dios, nosotros somos sólo sus herramientas. Cierto es que debemos poner lo mejor de nosotros en la tarea, pero los frutos son obra del Señor. Cada semilla germinará y fructificará a su tiempo. Dependerá de la generosidad y disponibilidad de la tierra buena. Pero, tarde o temprano germinará.
No desesperemos ni nos entristezcamos porque, aunque no lleguemos a ver los frutos, seguro que llegará el día en que se produzcan. Procuremos cada día colaborar con el sembrador y dejemos en sus manos el futuro de la mies, que siempre será mucha.
Me despido transcribiendo estas palabras de San Pablo: “Así pues queridos míos, de la misma manera que han obedecido siempre, no sólo cuando estaba presente sino mucho más ahora que estoy ausente, trabajen con sumo cuidado por su salvación, pues es Dios quien, por su benevolencia, realiza en ustedes el querer y el obrar.” Filipenses 2,12-13 
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein 
elcuradetodos … ustedes

1 comentario:

  1. gracias somos ese campo de Dios dónde el señor ha sembrado que nuestra tierra sea modelad por ÉL para que demos buenos frutos un saludo en cristo Jesus

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