Ayer por la noche mientras hacíamos nuestra hora de adoración eucarística en la parroquia, me sucedió algo sencillito que me hizo pensar.
Resulta que acostumbro a hacer la adoración siempre de rodillas. Claro que al final mis pobres articulaciones terminan un poco estropeadas, pero nada de importancia. Sin embargo ayer me venció la molestia y decidí sentarme un rato. La sorpresa fue que desde esa posición la luz me impedía ver el Santísimo Sacramento, porque hacía un reflejo en el vidrio de la custodia. Me tocó ponerme nuevamente de rodillas para poder disfrutar de la vista de nuestro Señor Sacramentado.
En ese momento me vino a la mente que a lo mejor el Señor me quería enseñar algo con ese pequeño detalle. Mucho se ha hablado sobre cuál es la mejor posición para orar y la verdad es que no quiero ahondar en ese tema. Pero creo que ayer, de una manera muy simple, Jesús me demostró que la mejor forma de orar para mi es de rodillas.
Y me puse a pensar cuánto significado tiene esa posición. Universalmente significa adoración, súplica, pues nos arrodillamos frente a quien reconocemos superior a nosotros, ante quien tiene poder para ayudarnos. De ahí que orar de rodillas y con las manos juntas es quizás el signo que más claramente representa a quien tiene fe en Dios, en ese ser superior que es Padre y que nos escucha.
Sé que cada uno tiene su manera preferida de orar, de comunicarse con el Señor, pero les invito a probar ésta. Quizás sea la más incómoda, pero seguro un poco de molestia le dará algo más de mérito a nuestra oración. Eso sí lo más importante no es la posición, sino que nuestra oración sea sincera y constante. Pero creo que la posición nos puede ayudar a incrementar nuestra devoción.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
Y me puse a pensar cuánto significado tiene esa posición. Universalmente significa adoración, súplica, pues nos arrodillamos frente a quien reconocemos superior a nosotros, ante quien tiene poder para ayudarnos. De ahí que orar de rodillas y con las manos juntas es quizás el signo que más claramente representa a quien tiene fe en Dios, en ese ser superior que es Padre y que nos escucha.
Sé que cada uno tiene su manera preferida de orar, de comunicarse con el Señor, pero les invito a probar ésta. Quizás sea la más incómoda, pero seguro un poco de molestia le dará algo más de mérito a nuestra oración. Eso sí lo más importante no es la posición, sino que nuestra oración sea sincera y constante. Pero creo que la posición nos puede ayudar a incrementar nuestra devoción.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
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