"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

martes, 22 de febrero de 2011

Semblanza de mi madre III - De los escritos de Isabel Garcia

Pocos pueden decir que han conocido con detalle el nacimiento de su madre. Yo soy uno de esos pocos y creo que se debe compartir. El objetivo es una vez más sacar a la luz la entereza de la que es dos veces madre, la abuela. Ésta es seguramente una manera de rendirle justo reconocimiento a una mujer de hierro, en lo que a fortaleza se refiere, pero toda corazón en lo que a amor respecta.

AY…EL PRIMER PARTO!
La linda Mapita en camino!

LO MÁS NATURAL…PARIR!
La añosa parturienta-primigesta-que ya estaba por cumplir los 30 años se aprestaba para recibir a su primer retoño, por eso leía cuanta información caía en sus manos, se preparaba así para ese momento sublime, nunca sintió ningún resquemor…peor miedo, porque esa palabra, sencillamente, ella nunca la conoció.

Se encontraba viviendo en una población pequeña de la provincia de El Oro, Arenillas, donde transcurrieron sus 9 meses de gestación. Los primeros meses las consabidas y muy normales nauseas se hicieron presentes e incluso vómitos, especialmente cuando su compañero de la vida se le acercaba, despidiendo los olores propios de la dura faena diaria, y ante la advertencia…no te me acerques…no te me acerques…ya el vomito estaba encima de don Napoleón…porque necio…se le acercaba!

La autora con elcuradetodos
Por lo demás , aquellos meses, tal vez fueron los más bellos de su vida, esa natural alegría y la dulce espera …la llenaban de gran gozo, pues a decir verdad…ella se había casado-más que todo-ilusionada y soñando con ser madre…y ese sueño pronto sería realidad…Dios la había escuchado, y esa felicidad única que la inundaba, era su mejor consejera , para orientarla a alimentarse mejor que nunca, apetito por supuesto a ella jamás le faltó, y lo de perder la línea…tampoco tenía importancia, sabía ella que su bebé necesitaba de las frutas , carnes y vegetales. Conocía exactamente que una alimentación adecuada era muy necesaria en ese estado, y sin necesidad que ningún médico o nutricionista intervenga, solamente gracias a sus continuas lecturas y a esa estupenda inteligencia… lo supo hacer , todo…todo…perfectamente bien!

Y llego un día 11 de Enero, miren ustedes exactamente hoy…hace 62 años, cuando los primeros dolores se hicieron presentes, ella muy calmada, comenzó a preparar todo, que emoción…conocería a ese bebé que se movía tanto dentro de ella, repasó rápidamente lo que necesitaría…y todo estaba listo, a la mano, de todas maneras envió por el Dr. Tinoco, el único medico de aquel poblado. Aquel galeno no se encontraba ese día en el pueblo, ah entonces a la comadrona hay que llamar-le dijeron-…solo para que reciba al bebé…porque ella ya sabía que la única comandante en jefe en aquella jornada…sería ella, la única protagonista de esa entrega…sería tan solo…ella. Pero tampoco la experimentada mujer estaba disponible en aquel día…bien , esos pequeños inconvenientes…para la señora Isabel, no tenían ninguna importancia…después de todo…ellos más bien podrían llegar a querer adueñarse de la situación…y eso sí , era impensable…esa situación…le pertenecía solamente a ella!

Decidió entonces llamar a su hermana mayor, más conocida como “la señorita Libia”, ella le daría fuerzas para cumplir la labor de parto, porque quien conoció a la tía Libia, puede imaginarse como la habrá estimulado y apoyado incondicionalmente a la hermana menor en aquellos apuros obstétricos…

La principal invitada a aquel parto fue un ser sublime y por ella admirado…LA VIRGEN, a quien en constante oración le pedía con gran fe…le ayudase en tan difícil circunstancia, y fue escuchada por la virgen, quien sin abandonarla ni un minuto, estuvo a su lado siempre!

Doña Isabel con su primogénita
Esa trilogía era sencillamente imbatible…Juntas, las dos hermanas decidieron preparar la cama para recibir al producto que amenazaba con llegar a este planeta, en cualquier momento. Tenían los pañales, el cordón, tijeras esterilizadas y preparadas, algodones, alcohol, nada se les había escapado, ningún detalle, pues hasta el plástico ya lucía sobre el lecho, Isabel estaba preparada, sicológicamente, anímicamente y con esa fortaleza mental y física única en ella, muy decidida se envalentonó para ubicarse sobre el área específica, pujaría…solo cuando el cuerpo se lo solicite así…pues no iba a agotarse anticipadamente, no ella…sabía exactamente qué hacer, lo había leído en la revista selecciones…el parto de rodillas…y decidió adoptar tal posición. Mi madre sabiamente, al amparo de la mejor posición para parir...pujando-solo cuando debía hacerlo-favorecida por la ley de la gravedad, logró parir…sin mayores dificultades, aunque sintiendo que la vida en cada sesión de pujos se le iba…pues la robusta niña venia envuelta en el cordón umbilical. Esas ataduras lograron-con su hermana-zafarlas sin dificultad…y nació la niña más bella del mundo-para su madre…claro-gordita(hasta ahora) con un llanto fuerte(hasta ahora grita fuerte), tan blanca como su madre, y con unos ojos verdes preciosos…como no los tenía nadie en la familia!

Pueden imaginarse a esa novel madre…no cabía de contento…su bella Mapita había nacido…su primera hijita, su primera ilusión, conoció así que ese amor que se salía del pecho…sería eterno como el sol!
Y lo primero que hizo la orgullosa madre, fue prenderla a su generoso pecho que la alimentó por más de una año!

Mientras la Mapita se prendía del pecho materno, con sus manitas, ambas-regocijadas-se miraban, reconociéndose como los seres que compartirían a mas de muchísimos genes…toda una vida juntas!

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