"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

miércoles, 23 de febrero de 2011

Reflexionando el Evangelio: Hacer lo extraordinario para ser perfectos - Domingo VII del Tiempo Ordinario

Queridos Hermanos:

En el Evangelio de éste domingo Jesús nos llama a ser perfectos. Es así como concluye el capítulo quinto de San Mateo y parece como la explicitación del objetivo de nuestra vida. Nada de mediocridad en el camino de la fe, no nos podemos quedar a medio camino.

Es muy importarte tener en cuenta que para llegar a ésta llamada Jesús va más allá del deber que tenemos de perdonar y nos dice que también debemos amar a nuestros enemigos. Que si sólo amamos a quienes nos aman no hacemos nada de extraordinario, que eso es lo que todos hacen. Así es como nos deja en claro que un cristiano se distingue también en el amor, porque no le pone límites ni siquiera frente a quien nos hace daño.

Es difícil amar plenamente, aún a nuestros amigos. La amistad implica aceptación (porque todos tenemos defectos) e incluso renuncia, porque muchas veces nos toca dejar de lado lo propio para poder construir "lo nuestro". Si ya amar a quienes nos aman es un reto, no se puede decir menos de la tarea que nos encomienda el Señor.

Y es que un cristiano no sólo se distingue por lo que hace, sino por lo que es y por lo que tiene. Nosotros sabemos que somos hijos de Dios y que, por lo tanto, contamos con la ayuda de su gracia. Esa es la gran diferencia, es el poder que nos caracteriza. Cristo no nos pediría jamás una cosa imposible de realizar. Si nos pide que amemos a nuestros enemigos es porque ya nos ha dado la capacidad de hacerlo.

Una vez más debemos recordar que la perfección cristiana no es la ausencia de defectos o debilidades personales, sino la plenitud en el amor. Y no amamos a los demás movidos por simpatías o antipatías, los amamos por amor a Dios. Nos lo ha dejado muy claro y nos lo manda con toda la fuerza del imperativo: "Sean perfectos como es perfecto su Padre celestial." (Mt. 5,48)
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes

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