Dicen que el nombre tiene una relación directa con la personalidad. Hoy recordamos que nuestra ciudad lleva el nombre de uno de los apóstoles, es más, de uno que era parte del grupo de los cuatro principales: Santiago.
No siempre es fácil descifrar el ser de una persona, pero es verdad que hay quienes, queriendo o sin querer, son más transparentes y por lo tanto con menos posibilidades de mantener escondido su yo interior. Este era el caso de los “Hijos del trueno”, Santiago y Juan, que poseían una personalidad impulsiva, enérgica, con capacidad para desear hacer llover fuego sobre quienes habían rechazado la predicación del Evangelio.
Otro detalle que nos ayuda a comprender un aspecto interesante de su manera de ser es la entrevista de su madre con Jesús. Ellos (al igual que los demás apóstoles) querían sentarse en los primeros puestos, a derecha e izquierda del Maestro. Tratando de “ganarse la voluntad” del Señor, buscaron una estrategia ganadora. ¿Quién se podía negar a los ruegos de “mamita”?
Pero Santiago no era sólo poseedor de un carácter fuerte y una audacia grande. Fue él justamente quien bebió el cáliz antes que ningún otro apóstol, sacrificando su vida por amor al Maestro. Y es que no podía ser de otra manera, pues su valentía era también manifiesta. Celebrar la fiesta del apóstol Santiago significa celebrar el derramamiento de la sangre del primer apóstol mártir.
Y nuestra ciudad lleva su nombre: Santiago de Guayaquil. Y nosotros somos reconocidos como “Guayaquileño, madera de guerrero, bien franco, muy valiente, jamás siente el temor”. Creo que aunque nos falta mucho para igualar a nuestro patrono, poseemos ya mucho de su personalidad.
Decimos lo que pensamos (a veces exagerando) y somos capaces de encontrar siempre la mejor “salida”, con ingenio y audacia. Pero sobre todo somos valientes, dispuestos a todo cuando de defender nuestros valores se trata.
Los cimientos están, sólo nos falta concluir la construcción. Ya va siendo hora de asumir con totalidad nuestro compromiso entre fe y vida. Hoy más que nunca, frente a la relativización de todo, es necesario un pueblo que sepa vivir y enseñar la única verdad de Cristo, que es Cristo mismo. Ya es tiempo de imitar a Santiago viviendo también nosotros nuestro martirio cotidiano, sin miedo a la incomprensión y a la persecución. ¡Porque somos católicos, porque somos guayaquileños!
¡Viva Guayaquil hasta el Cielo!
P. César Piechestein
elcuradetodos … guayaquileño.
Saludos y bienvenidos al Primer Encuentro Internacional de Blogueros con el Papa
ResponderEliminarEl próximo 17 de agosto nos reuniremos en Madrid en el Colegio Mayor Jaime del Amo. En los enlaces que te adjuntamos encontrarás toda la información que te pueda interesar.
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