"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

domingo, 9 de octubre de 2011

Sin Pelos en la Lengua - Morir un poco

Cada persona que llega a nuestra vida deja una huella, nos cambia, nos transforma. Nunca volvemos a ser los mismos luego de darle un espacio en nuestro interior a alguien. Un nuevo amigo, el último hijo, un pariente que acabamos de conocer, cualquier persona a la que le demos cabida en nuestro corazón genera en nosotros un cambio irreversible.

Las personas que se vuelven parte de nosotros nos son necesarias, no podemos prescindir de ellas sin experimentar una pérdida, puesto que ese espacio que ocupaban no se puede llenar con otro individuo. De ahí que perder o sacar a alguien de nuestra vida signifique por fuerza producir un vacío, empobrecerse. Esa pérdida la podemos percibir de distintas maneras, desde un resquemor hasta una profunda tristeza. Sea como sea al final es como morir un poco.

Y es que cuando hablamos de muerte no siempre se entiende como aquel momento que terminará con nuestra existencia en este mundo. Muchos dicen "Me siento morir" cuando experimentan un gran dolor o una angustia. Perder a alguien que hacía parte de nosotros es también perder algo de nuestra vida, algo que la enriquecía, que la hacía más plena, a la cuenta morir un poco.

Todo esto lo digo porque estoy convencido de ello. No soy capaz (nunca lo he sido) de desprenderme de nadie. Cada persona que entra en mi vida es importante y tiene su lugar. Abandonarla sería un terrible riesgo, perderla sería morir un poco. Creo profundamente en el valor de la amistad y eso implica cultivarla siempre, afianzar los vínculos, hacerse sentir aunque sea de vez en cuando.

No creo en la distancia o en la filosofía del "no involucrarse". Creo que, aunque muchas veces duela, hay que ponerse en los zapatos del otro, luchar por ser empáticos. Repito lo que afirmaba la Madre Teresa de Calcuta " Lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia". Cada persona que dejo entrar en mi vida es un tesoro inapreciable, único, que debo de conservar. Espero que lo comprendan antes de juzgar.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes

4 comentarios:

  1. Comparto su criterio, el olvido lastima. Lo felicito por esforzarse en conservar y cultivar amistades sinceras, bendiciones

    ResponderEliminar
  2. ¿ quien puede juzgarlo si lo q Ud. Piensa es lo mas correcto? Sabias palabras.... Pero q pasa cuando esa persona a la q abrimos el corazón nos lastima? Y aun así nos duele perderla? Nos duele desprenderla?

    ResponderEliminar
  3. Luego de leerlo ha sido para mí algo inevitable recordar el capítulo 21 de mi libro favorito El Principito, cuando el zorro le enseña al Principito el significado de la palabra "domesticar" que es en realidad como empieza a darse una amistad.
    "- Claro – dijo el zorro. – Todavía no eres para mí más que un niño parecido a otros cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo..."

    Y, por cierto, no pudo escoger mejor fotografía.

    Saludos,

    Vicky Zambrano

    ResponderEliminar
  4. si César, bueno.. Padre César... que lindos momentos y enseñanzas compartidas... seguramente un tiempo de Dios con el que fuimos bendecidos y del que aprendimos tanto. Tere Cobos

    ResponderEliminar