"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

jueves, 13 de mayo de 2010

De la tierra al Cielo XXII - Trabajar sin fines de lucro

Cuando a mis dieciocho años hice mis promesas como miembro de Base de la Comunidad Misionera Jarcia, me quedó muy claro cómo se debía vivir la pobreza cristiana. Parece algo que sólo deben vivir los sacerdotes y religiosas, pero no es así. La pobreza cristiana no es la carencia de medios, o peor aún la miseria, pues éstos no son bienes. Dios nos ama a todos y con su providencia procura que no nos falte lo necesario (no lo superfluo). Vivir la pobreza implica algo que comienza en nosotros mismos, pero que siempre será obra de la gracia de Dios.

Nuestra promesa dice así: "No trabajar nunca con fines de lucro, ni para acumular o detectar poder, sino para servir". Quien desea vivir la pobreza debe estar dispuesto, primero que nada, a enderezar su motivación, frente al dinero y al trabajo. El trabajo es un medio de santificación, nos permite colaborar con Dios y con los hermanos en la construcción de una sociedad mejor. Por eso sería incorrecto reducir el trabajo a una cosa que se debe hacer para ganar dinero.

Cierto es que por medio de nuestra labor profesional nos ganamos el sustento, pero ese no es el principal objetivo, sino servir. Cuánto peor sería la motivación de aquel que busca trabajar lo menos posible, siempre obteniendo la mayor ganancia. Es lógico que lo que lo mueve a trabajar, no es el amor al prójimo, ni la virtud de la diligencia, sino simplemente la avaricia.

Para vivir la pobreza cristiana hemos de enderezar nuestras motivaciones. Seguramente siguiendo este camino, no llegaremos a ser millonarios, pero si seremos felices y viviremos en libertad. Siempre dispuestos a servir, entregándonos a todos y cada uno, haciendo aquello de lo que somos capaces, para lo que nos hemos preparado. Y libres, sin ataduras, sin estar apegados al dinero ni a las comodidades. Como Jesús, nuestro Maestro.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes

1 comentario:

  1. Es conocido el refrán:
    "No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy".
    No tan conocido, pero igualmente verdadero, es este otro:
    "No dejes para los demás lo que debes hacer tú"

    Que nuestro trabajo rinda el máximo porque el servir es de Dios, honremos ese tiempo.
    Silvia.

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