Queridos Hermanos:
Creo que a todos nos ha sorprendido la reacción de Santo Tomás. Parece increíble que una persona, un apóstol, después de todo lo que escuchó y vió hacer a Jesús, se haya mostrado tan incrédulo ante el testimonio no de uno, sino de todo el resto de los apóstoles. Es más, parecen inaceptables las condiciones que pone para creer en la resurrección del Señor.
Pero la verdad es que no debemos escandalizarnos, pues ninguno de nosotros está vacunado contra la incredulidad, ni contra la indiferencia religiosa. No basta con tener fe, hay que practicar y cultivar esta virtud. No sólo hemos de creer en Dios, hemos de creerle, hemos de confiar, hemos de estar dispuestos a hacer siempre solo y todo lo que sea su voluntad. Pero si no cultivamos nuestra vida espiritual, aunque tengamos a nuestro alcance todos los medios que nos ofrece la Iglesia, así como Santo Tomás tuvo tres años de convivencia con Jesús, seguiremos siendo cristianos tibios. Y sabemos bien que en la vida espiritual no podemos detenernos, pues quien no avanza, retrocede. Por eso no es de admirarse cuando nos ha tocado ver a hermanos que parecía, al menos externamente, que poseían una fe sólida. Cuando les ha tocado vivir un momento dificil, una prueba, se han derrumbado y hasta dicen que perdieron la fe. Una vez un amigo sacerdote me dijo que quien pierde la fe, es porque nunca tuvo una fe auténtica y estoy muy de acuerdo.
Sé que ustedes son gente de Iglesia, que procuran servir a Dios, pero no podemos bajar la guardia. Que sea este tiempo pascual la oportunidad para dar un paso más hacia delante. No les digo que hagan más cosas, quizas no sea el caso, pero si que podemos hacerlas mejor. Seguro podemos crecer en la devosión de nuestra oración, seguro podemos comulgar con más amor, seguro podemos estar más tiempo frente al Sagrario, con Jesús.
Que durante la Pascua, esta nueva vida que Jesús nos regala, la sepamos vivir en el marco de una fe más profunda, mejor cultivada, que no necesite ninguna prueba para confiar, para donarse.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
Pero la verdad es que no debemos escandalizarnos, pues ninguno de nosotros está vacunado contra la incredulidad, ni contra la indiferencia religiosa. No basta con tener fe, hay que practicar y cultivar esta virtud. No sólo hemos de creer en Dios, hemos de creerle, hemos de confiar, hemos de estar dispuestos a hacer siempre solo y todo lo que sea su voluntad. Pero si no cultivamos nuestra vida espiritual, aunque tengamos a nuestro alcance todos los medios que nos ofrece la Iglesia, así como Santo Tomás tuvo tres años de convivencia con Jesús, seguiremos siendo cristianos tibios. Y sabemos bien que en la vida espiritual no podemos detenernos, pues quien no avanza, retrocede. Por eso no es de admirarse cuando nos ha tocado ver a hermanos que parecía, al menos externamente, que poseían una fe sólida. Cuando les ha tocado vivir un momento dificil, una prueba, se han derrumbado y hasta dicen que perdieron la fe. Una vez un amigo sacerdote me dijo que quien pierde la fe, es porque nunca tuvo una fe auténtica y estoy muy de acuerdo.
Sé que ustedes son gente de Iglesia, que procuran servir a Dios, pero no podemos bajar la guardia. Que sea este tiempo pascual la oportunidad para dar un paso más hacia delante. No les digo que hagan más cosas, quizas no sea el caso, pero si que podemos hacerlas mejor. Seguro podemos crecer en la devosión de nuestra oración, seguro podemos comulgar con más amor, seguro podemos estar más tiempo frente al Sagrario, con Jesús.
Que durante la Pascua, esta nueva vida que Jesús nos regala, la sepamos vivir en el marco de una fe más profunda, mejor cultivada, que no necesite ninguna prueba para confiar, para donarse.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
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