El domingo del Buen Pastor celebramos la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones Sacerdotales, es decir que recordando a Jesús Divino Pastor, rogamos al Padre que nos envíe los pastores que la Iglesia necesita.
Y la verdad es que los necesia numerosos y santos. Escuché hace poco una frase de el Santo Cura de Ars que dicía " Dejen a un pueblo sin sacerdote y después de veinte años adorarán a las bestias". Así de esencial es el ministerio del sacerdote, no porque sea santo o mejor que los demás, sino simplemente porque es a través de él que recibimos los sacramentos y con ellos, la gracia de Dios. Lógicamente que junto a el gran tesoro de la gracia, el sacerdote nos da consejo, orientación, amistad y es capaz, por la gracia de estado, de ser cabeza, pastor y guia de toda una comunidad. Sin olvidar el carisma de la paternidad espiritual.
De ahí que una comunidad sin sacerdote, simplemente no puede ser comunidad en todo el sentido de la palabra, pues carecerá de lo principal: la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Quien logre comprender esto, comprenderá por qué es tan urgente rogar a Dios que nos envíe sacerdotes.
Ustedes me dirán que no tiene sentido rogar a Dios por algo que El sabe perfectamente que necesitamos. Pero esa es lógica humana, no es la de Dios. Sólo si pedimos sacerdotes con insistencia, es que hemos comprendido realmente la falta que nos hacen y el valor de su misión. Sólo quien sabe lo que sirve a la Iglesia y a la humanidad el ministerio del sacerdote, orará pidiendo a Dios por ellos. Sólo quien comprenda el valor de la Eucaristía, sabrá cuán grave es la necesidad de sacerdotes. Y es entónces que el Señor los envía, pues no tiene sentido darte algo que no sabes valorar. Ya lo dijo Jesús "Para que dar perlas a los cerdos".
Parece que son más bien los enemigos de la Iglesia, los enemigos de Dios, quienes mejor han comprendido lo que vale un sacerdote y por eso atacan, valiéndose de algunos que han obrado mal. No se puede, ni se debe generalizar, ni tampoco escandalizarse. Hay que seguir adelante y orar por nuestros enemigos, con la esperanza de que se conviertan.
Los invito a comprometerse a orar por las vocaciones, pero no sólo hoy, sino a partir de hoy. Y que en este año sacerdotal, que culminará en junio, logremos como comunidad aprender lo que significa el sacerdote, como padre, maestro y guía, pero sobre todo como ministro de Dios.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
Y la verdad es que los necesia numerosos y santos. Escuché hace poco una frase de el Santo Cura de Ars que dicía " Dejen a un pueblo sin sacerdote y después de veinte años adorarán a las bestias". Así de esencial es el ministerio del sacerdote, no porque sea santo o mejor que los demás, sino simplemente porque es a través de él que recibimos los sacramentos y con ellos, la gracia de Dios. Lógicamente que junto a el gran tesoro de la gracia, el sacerdote nos da consejo, orientación, amistad y es capaz, por la gracia de estado, de ser cabeza, pastor y guia de toda una comunidad. Sin olvidar el carisma de la paternidad espiritual.
De ahí que una comunidad sin sacerdote, simplemente no puede ser comunidad en todo el sentido de la palabra, pues carecerá de lo principal: la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Quien logre comprender esto, comprenderá por qué es tan urgente rogar a Dios que nos envíe sacerdotes.
Ustedes me dirán que no tiene sentido rogar a Dios por algo que El sabe perfectamente que necesitamos. Pero esa es lógica humana, no es la de Dios. Sólo si pedimos sacerdotes con insistencia, es que hemos comprendido realmente la falta que nos hacen y el valor de su misión. Sólo quien sabe lo que sirve a la Iglesia y a la humanidad el ministerio del sacerdote, orará pidiendo a Dios por ellos. Sólo quien comprenda el valor de la Eucaristía, sabrá cuán grave es la necesidad de sacerdotes. Y es entónces que el Señor los envía, pues no tiene sentido darte algo que no sabes valorar. Ya lo dijo Jesús "Para que dar perlas a los cerdos".
Parece que son más bien los enemigos de la Iglesia, los enemigos de Dios, quienes mejor han comprendido lo que vale un sacerdote y por eso atacan, valiéndose de algunos que han obrado mal. No se puede, ni se debe generalizar, ni tampoco escandalizarse. Hay que seguir adelante y orar por nuestros enemigos, con la esperanza de que se conviertan.
Los invito a comprometerse a orar por las vocaciones, pero no sólo hoy, sino a partir de hoy. Y que en este año sacerdotal, que culminará en junio, logremos como comunidad aprender lo que significa el sacerdote, como padre, maestro y guía, pero sobre todo como ministro de Dios.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
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