Como lo prometido es deuda hoy les contaré los últimos días de la primera Semana Santa en Italia y los primeros días de esta Pascua llena de gracias. Espero que todos hayan disfrutado de estos tiempos que Jesús nos regala y según me voy enterando, ha sido de muchas vivencias espirituales y también de misión. Doy gracias a Dios por todo y por todos.
Viernes Santo
Todavía en Roccasecca, aunque ya con la presencia del padre Homero. Mientras el confesaba y ayudaba a Don Enzo en Santa Margarita, yo subí al Castillo, junto a la casa de Santa Tomás. Allí celebré la liturgia de la Pasión, mientras Don Antonio confesaba (de la que me salve). La verdad que me hizo falta: el sermón de las siete palabras, el descendimiento y alguna que otra tradición ecuatoriana, que por acá no se acostumbran. Al final y con una Iglesia medio llena (por no decir medio vacía) nos tuvimos que conformar. Y después, en carreras a la montaña, porque había otras celebraciones que nos esperaban.
Viernes Santo, otra vez ...
Pues si señores, la gente de Pietrafitta esperaba a Don Che para celebrar el Viernes Santo. Acá la Iglesia estaba llena (dejo en claro que no es muy grande). Cuando manifesté mi sorpresa por la cantidad de gente, me explicaron que luego de la ceremonia hacen una larga procesión tradicional en ese pueblo (una micro versión del Cristo del Consuelo). Al final, ya como a las nueve de la noche, bien apertrechados con las imagenes de Jesús y de la Virgen, nos lanzamos por la calle central del pueblo (la única) y de verdad que era larga. Dos rosarios completos, con canto después de cada misterio y un poco más. Al final regresamos a la Iglesia y nos despedimos con la bendición.
Sábado Santo
Nuestro querido Don Antonio nos distribuyó, pues eramos cinco sacerdotes en total. Al padre Andrés y a mi nos tocó ir a confesar a Pichinisco. Cuando llegamos ya había gente esperando. Logramos confesarlos a todos y a las seis y media de la tarde, estábamos en camino a cenar en Settefratti.
La Vigilia
Nuevamente en Pietrafitta, pero con menos gente. Hicimos la celebración lo mejor que se podía. El coro puso lo mejor de su parte, pero al igual que algunos de ustedes, no tuvimos pregón cantado. Hubo que leerlo, pues en italiano ni pensar en cantarlo. Al final lo más importante es que la liturgia de la Palabra, nos ayudó a caminar a lo largo de la Historia de la Salvación. A las doce y media de la noche concluímos y nos deseamos una ¡Buona Pasqua!
Domingo de Resurrección
Una comunidad que aunque es pequeña en número, tiene un corazón grande, es Santa Justa. Cada sábado celebro con ellos la Santa Misa y me tocó celebrarles el domingo en la mañana. La capilla estaba llena por completo y la gente toda vestida de fiesta (eran las ocho y media de la mañana). Todo era en aires de fiesta. La celebración estuvo llena de esa alegría pascual que se contagia. Espero que a todos esos "paraciadistas" se les haya contagiado también y hoy los vea en Misa.
Almuerzo en familia
Se preguntarán como es posible, pues sin quitarle ningún mérito a mi familia de sangre, a los sacerdotes Dios nos regala muchas familias. Regresando a Roccasecca nos esperaba el almuerzo de Pascua en la casa de la familia Molle, la casa donde creció Don Antonio. Toda la familia: hermanos, sobrinos, tíos, alrededor de la mesa. Ya se imaginarán el jolgorio. Nos la pasamos muy bien, comimos sabroso y abundante.
Una gracia especial
Si otra más, porque como nos predicaron en el retiro Jesús es un exagerado. Si porque los milagros de la pesca milagrosa, la multiplicación de los panes y los peces, o el milagro de las bodas de Caná lo confirman. Siempre se pasa de generoso, para El no hay límites. Y antes de marcharme a mi retiro espiritual, me quiso regalar un detalle conmovedor. Como ya les había contado, por acá no es fácil encontrar feligreses y muchos deben de celebrar la Misa sólos. Yo hasta ahora he hecho todos los malabores posible y he logrado celebrar siempre acompañado, pero a veces es dificil. Al regresar a la casa, me topé con que la mayoría de mis compañeros todavía no habían regresado. Y no sabía con quién celebrar. Me levanté como de costumbre y con la esperanza de que a las siete alguno apareciera en la capilla. Cuando llegué, el padre general apenas había terminado de celebrar. Me revestí y esperé a ver si aparecía alguien, pero no. Así que finalmente resignado, salía a celebrar sólo, por primera vez, o al menos eso pensé. Cuando el padre me vió solito, dejó sus oraciones y vino a acompañarme. Hizo de feligrés y de monaguillo. Después de la lectura del Evangelio (acá entre semana no se predica) regresó a su puesto para traer un libro de reflexión que lleyó en voz alta. La verdad es que yo me emocioné mucho (aún ahora me emociona el recordarlo) y recibí el detalle como un regalo del Señor. Por la tarde me fui al retiro.
Ejercicios Espirituales
De esto hay poco que contar, no porque no hayan sucedido grandes cosas, sino porque son entre Jesús y yo. Seguramente algo les compartiré a través de las reflexiones.
Una vez más, felices Pascuas de Resurrección. Deseo que Jesús les regale cada día una fe más grande y que lo encuentren a cada paso, porque El siempre está.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
Viernes Santo
Todavía en Roccasecca, aunque ya con la presencia del padre Homero. Mientras el confesaba y ayudaba a Don Enzo en Santa Margarita, yo subí al Castillo, junto a la casa de Santa Tomás. Allí celebré la liturgia de la Pasión, mientras Don Antonio confesaba (de la que me salve). La verdad que me hizo falta: el sermón de las siete palabras, el descendimiento y alguna que otra tradición ecuatoriana, que por acá no se acostumbran. Al final y con una Iglesia medio llena (por no decir medio vacía) nos tuvimos que conformar. Y después, en carreras a la montaña, porque había otras celebraciones que nos esperaban.
Viernes Santo, otra vez ...
Pues si señores, la gente de Pietrafitta esperaba a Don Che para celebrar el Viernes Santo. Acá la Iglesia estaba llena (dejo en claro que no es muy grande). Cuando manifesté mi sorpresa por la cantidad de gente, me explicaron que luego de la ceremonia hacen una larga procesión tradicional en ese pueblo (una micro versión del Cristo del Consuelo). Al final, ya como a las nueve de la noche, bien apertrechados con las imagenes de Jesús y de la Virgen, nos lanzamos por la calle central del pueblo (la única) y de verdad que era larga. Dos rosarios completos, con canto después de cada misterio y un poco más. Al final regresamos a la Iglesia y nos despedimos con la bendición.
Sábado Santo
Nuestro querido Don Antonio nos distribuyó, pues eramos cinco sacerdotes en total. Al padre Andrés y a mi nos tocó ir a confesar a Pichinisco. Cuando llegamos ya había gente esperando. Logramos confesarlos a todos y a las seis y media de la tarde, estábamos en camino a cenar en Settefratti.
La Vigilia
Nuevamente en Pietrafitta, pero con menos gente. Hicimos la celebración lo mejor que se podía. El coro puso lo mejor de su parte, pero al igual que algunos de ustedes, no tuvimos pregón cantado. Hubo que leerlo, pues en italiano ni pensar en cantarlo. Al final lo más importante es que la liturgia de la Palabra, nos ayudó a caminar a lo largo de la Historia de la Salvación. A las doce y media de la noche concluímos y nos deseamos una ¡Buona Pasqua!
Domingo de Resurrección
Una comunidad que aunque es pequeña en número, tiene un corazón grande, es Santa Justa. Cada sábado celebro con ellos la Santa Misa y me tocó celebrarles el domingo en la mañana. La capilla estaba llena por completo y la gente toda vestida de fiesta (eran las ocho y media de la mañana). Todo era en aires de fiesta. La celebración estuvo llena de esa alegría pascual que se contagia. Espero que a todos esos "paraciadistas" se les haya contagiado también y hoy los vea en Misa.
Almuerzo en familia
Se preguntarán como es posible, pues sin quitarle ningún mérito a mi familia de sangre, a los sacerdotes Dios nos regala muchas familias. Regresando a Roccasecca nos esperaba el almuerzo de Pascua en la casa de la familia Molle, la casa donde creció Don Antonio. Toda la familia: hermanos, sobrinos, tíos, alrededor de la mesa. Ya se imaginarán el jolgorio. Nos la pasamos muy bien, comimos sabroso y abundante.
Una gracia especial
Si otra más, porque como nos predicaron en el retiro Jesús es un exagerado. Si porque los milagros de la pesca milagrosa, la multiplicación de los panes y los peces, o el milagro de las bodas de Caná lo confirman. Siempre se pasa de generoso, para El no hay límites. Y antes de marcharme a mi retiro espiritual, me quiso regalar un detalle conmovedor. Como ya les había contado, por acá no es fácil encontrar feligreses y muchos deben de celebrar la Misa sólos. Yo hasta ahora he hecho todos los malabores posible y he logrado celebrar siempre acompañado, pero a veces es dificil. Al regresar a la casa, me topé con que la mayoría de mis compañeros todavía no habían regresado. Y no sabía con quién celebrar. Me levanté como de costumbre y con la esperanza de que a las siete alguno apareciera en la capilla. Cuando llegué, el padre general apenas había terminado de celebrar. Me revestí y esperé a ver si aparecía alguien, pero no. Así que finalmente resignado, salía a celebrar sólo, por primera vez, o al menos eso pensé. Cuando el padre me vió solito, dejó sus oraciones y vino a acompañarme. Hizo de feligrés y de monaguillo. Después de la lectura del Evangelio (acá entre semana no se predica) regresó a su puesto para traer un libro de reflexión que lleyó en voz alta. La verdad es que yo me emocioné mucho (aún ahora me emociona el recordarlo) y recibí el detalle como un regalo del Señor. Por la tarde me fui al retiro.
Ejercicios Espirituales
De esto hay poco que contar, no porque no hayan sucedido grandes cosas, sino porque son entre Jesús y yo. Seguramente algo les compartiré a través de las reflexiones.
Una vez más, felices Pascuas de Resurrección. Deseo que Jesús les regale cada día una fe más grande y que lo encuentren a cada paso, porque El siempre está.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
Padre que hermoso regalo nos haría a los que no tuvimos Pregón Pascual cantado volverlo a escuchar de su voz, ojalá nos lo pudiese enviar por video.
ResponderEliminarLo que se siente escuchar el pregón es indescriptible y creo que haría un gran bien a nuestra alma.
Que Dios lo bendiga.
Silvia