"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

lunes, 28 de febrero de 2011

Reflexionando el Evangelio: Pon tus manos en las manos del Señor de Galilea - Domingo VIII del Tiempo Ordinario

Queridos Hermanos:

Somos muchas veces víctimas de la sociedad en que vivimos. Nos encanta pensar en la paz y la calma, pero estamos muy lejos de ellas. Vivir actualmente es someterse a una vertiginosa carrera que muchas veces ni siquiera sabemos hacia donde nos lleva. Estamos llenos de preocupaciones, de urgencias, que no nos dan tiempo ni para pensar. Y el Señor nos recuerda que no debemos de preocuparnos, que para eso está Él. Y creo que no podemos dudar de la veracidad de sus palabras.

Estoy convencido que ustedes son gente creyente y que hace rato que no se preocupan ni del vestido (modas o apariencias) . Tampoco será el alimento, o el bienestar lo que les preocupa. Quiero pensar que ustedes han conocido ya a Cristo y van más allá de lo material.

Creo que ustedes tienen preocupaciones más importantes como la educación de los hijos, la unidad del matrimonio, la concordia en el hogar, etc. Además la preocupación por las guerras y el sufrimiento de los inocentes, pues la actualidad internacional (y muchas veces la nacional) nos dan razones para perder la tranquilidad.

Sin embargo aún aquellas preocupaciones que parecen significativas y que obviamente van más allá del egoísmo, sino van después de la que debería ser nuestra principalísima preocupación, nos hacen un gran daño.

Y es que para un cristiano la única gran preocupación debe ser Cristo. Nuestra atención, nuestro afecto y todo nuestra esfuerzo deben estar siempre concentrados en Él. Todo lo demás vendrá por añadidura. La razón de nuestra existencia en este mundo es buscar el Reino de Dios y su justicia, empeñar toda nuestra vida en esa tarea. Eso es lo único que nos debe preocupar, de lo demás se preocupa Dios.

Es por eso que los santos vivían en paz. Su confianza no estaba en sí mismos, en sus capacidades o esfuerzos, sino en Jesús. Cumplían cada día con su deber confiando plenamente en Dios, que es quien hace brotar la semilla y fructificar los campos. Nosotros somos sólo sembradores.

No caigamos en la trampa, ni nos dejemos arrastrar por la corriente post-moderna. Somos de Dios y Él es quien se preocupa y se ocupa de cada uno de nosotros. Por mucho que nos afanemos no podemos agregarle a nuestra vida ni un sólo día más. Así que como dice la canción :"pon tus manos en las manos del Señor de Galilea, pon tus manos en las manos del Señor que calma el mar. Es Jesús el que te va a cuidar, noche y día sin cesar."
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes

1 comentario:

  1. "La razón de nuestra existencia en este mundo es buscar el Reino de Dios y su justicia, empeñar toda nuestra vida en esa tarea."
    lastima que vivimos en un mundo en el cual luchar por la justicia es nadar contra la corriente, es penoso acudir a los juzgados y tribunales y darse cuenta de que no es suficiente estar asistidos de la razon, sino que necesitamos la asistencia de "palancas". Soy creyente, pero la practica me ha demostrado que hay batallas que no las gana ni el justo ni el devoto, sino el "astuto". En mi opinión, quien sigue a Cristo debe preocuparse en primer lugar de el, y prepararse mas que cualquier otro para guerrear arduamente contra la impunidad del mundo, Jesus no va a ayudarnos en propositos que no nos planteemos, menos con tanto lobo merodeando.

    ResponderEliminar