Mañana celebraremos la Epifanía o más conocida como la fiesta de los Santos Reyes o Reyes Magos.Soy un convencido del valor de las pequeñas cosas. Hay mucho mensaje escondido en los detalles que a veces parecen carentes de profundidad. Celebrar la Epifanía del Señor, es decir su manifestación al mundo, nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre muchísimos grandes argumentos. Sin embargo yo quisiera detenerme en uno que es poco relevante a nivel teológico, pero que es el que más llama la atención a los niños.
Los reyes magos llegan con regalos. No se presentan a adorar al Rey de los Judíos con las manos vacías. Llevan una ofrenda que manifiesta ese reconocerlo como un Rey superior a todos ellos, el Rey de Reyes. Ese don que cada uno lleva al Niño Dios nos tiene que recordar una gran verdad: cuando vamos ante Jesús no podemos ir con las manos vacías.
Es de lo más común la idea de que cuando uno se dirige a Dios lo hace sobretodo para rogar por ayuda. Y es Él quien se ofreció como sacrificio en la Cruz para salvarnos, es Él el Cordero que se ofrece en cada Eucaristía. Parece que todo favoreciera la idea de un Dios que siempre da y nunca recibe. Entonces llegan los Magos a enseñarnos una lección esencial.
Hoy podemos hacer un cambio y pensar un poco más en Cristo. Ciertamente no necesita cosas materiales, es el dueño del universo, todo le pertenece. Sin embargo nos ha dicho que espera “un corazón arrepentido”, esperaba la gratitud de los nueve leprosos sanados que no volvieron, esperaba ser acogido por sus paisanos. No merece seguir siendo defraudado. Vivamos la Epifanía manifestándonos también nosotros, llevemos al Niño Dios nuestras ofrendas de amor.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
Pues si, tiene toda la razon padre Cesar, nos la pasamos pidiendo y pidiendo a Dios, pero en que medida, le damos? Al terminar el dia, y hacer nuestro inventario de las cosas que hicimos y las que dejamos de hacer, no solo propongamonos llevarlas a cabo, ejecutemoslas, porque hasta el Senor en su Palabra dice "una fe sin obras, es una fe muerta" y otra"por sus obras los reconocereis".
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