En el pasaje de éste domingo Jesús llama a los cuatro discípulos pescadores. En ambas ocasiones el Señor los encuentra trabajando, a orillas del mar y en ambos casos la respuesta de ellos es inmediata. San Mateo lo deja muy claro cuando escribe diciendo que "al instante" dejaron todo y se fueron detrás del Señor.
Ellos al instante lo siguieron |
Sin embargo, ese día sucedió algo extraordinario. Cuando Jesús los llama es porque los ha elegido y eso a ellos les queda muy claro. Por eso no se hacen esperar, comprenden el privilegio que esa llamada implica. Claro que aún no podían saber todo lo que estaba por venir, pero sin titubear abandonaron todo y se fueron con el Señor.
Cuando alguien que amamos nos pide algo no lo hacemos esperar. La respuesta de los apóstoles al llamado (vocación) del Señor fue generosa, sin dudar, instantánea. Ese es el modelo de respuesta que Jesús espera de nosotros. Cuando Él nos pide algo no podemos hacerlo esperar. No podemos perder el tiempo en cálculos mezquinos o dejarnos enredar por nuestros miedos. Él nunca nos pediría algo que no sea para nuestro bien.
Es verdad que es una gran bendición encontrar nuestra vocación, pero a veces toma su tiempo. Lo que no podemos ignorar es que Jesús cada día nos está llamando a hacer la voluntad de Dios. Si a diario procuramos responder a esas pequeñas llamadas, cuando llegue el día en que nos mostrará nuestra vocación, estaremos más que bien dispuestos.
Procuremos estar siempre en actitud de escucha para poder descubrir la llamada de Cristo y seamos siempre disponibles a lo que sea que nos pida. En las pequeñas cosas de cada día y en la misión que le dará la razón de ser a nuestra existencia.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
Cuando alguien que amamos nos pide algo no lo hacemos esperar. La respuesta de los apóstoles al llamado (vocación) del Señor fue generosa, sin dudar, instantánea. Ese es el modelo de respuesta que Jesús espera de nosotros. Cuando Él nos pide algo no podemos hacerlo esperar. No podemos perder el tiempo en cálculos mezquinos o dejarnos enredar por nuestros miedos. Él nunca nos pediría algo que no sea para nuestro bien.
Es verdad que es una gran bendición encontrar nuestra vocación, pero a veces toma su tiempo. Lo que no podemos ignorar es que Jesús cada día nos está llamando a hacer la voluntad de Dios. Si a diario procuramos responder a esas pequeñas llamadas, cuando llegue el día en que nos mostrará nuestra vocación, estaremos más que bien dispuestos.
Procuremos estar siempre en actitud de escucha para poder descubrir la llamada de Cristo y seamos siempre disponibles a lo que sea que nos pida. En las pequeñas cosas de cada día y en la misión que le dará la razón de ser a nuestra existencia.
Hasta el Cielo.
P. César Piechestein
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