"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

jueves, 3 de noviembre de 2011

De la tierra al Cielo LIV - El abrazo "Arrullo"

Volviendo al recuerdo de nuestra infancia, nos encontramos con un tipo de abrazo muy comùn en esa època de la vida. El tipo de abrazo que podemos llamar de “Arrullo” es aquel que comunmente se da a los niños para consolarlos o hacerlos dormir, como su nombre lo indica, los arrulla.

Cada tipo de abrazo se distingue no sólo por su forma sino también por el fin que persigue. Este abrazo se brinda con el objetivo de confortar o consolar, no sólo busca manifestar solidaridad sino lograr efectivamente que quien es abrazado reciba una dosis de afecto lo suficientemente grande como para levantarle el ánimo o por lo menos aminorar su sufrimiento.

Este es quizàs el abrazo que dura màs. Su duraciòn se explica a travès de su objetivo. Casi siempre terminarà de mutuo acuerdo una vez que la persona abrazada se sienta confortada y màs tranquila. Este abrazo se da sobre todo a quien llora o tiene algùn malestar fìsico. Con el abrazo se busca hacerle sentir la compania de quien le abraza, su cercanìa y afecto. Va acompañado comúnmente de múltiples palmaditas en la espalda o el hombro, que animan y arrullan. A veces tambièn se acaricia el cabello. La actitud de la persona que abraza es màs bien protectiva, podrìamos decir paternal.

Quien quiere dar un abrazo de “arrullo” debe de estar seguro de contar con el tiempo necesario, porque de lo contrario no se podrìa lograr el objetivo. Puede suceder incluso que quien es abrazado se quede dormido, lo que serà siempre una buena señal porque se habrà logrado calmarlo. Casi siempre se brinda èste tipo de abrazo cuando las personas estàn sentadas una al lado de la otra, aunque tambièn se puede dar de pie. Se asemeja al abrazo “refugio” puesto que quien es abrazado usualmente reclina su cabeza sobre el hombro de quien abraza. Es comùn observarlo en los velorios o salas de espera de los hospitales. 

Lo que cuenta, como siempre, es abrazar con recta intensión. Y que mejor intención que la de animar a quien se siente desfallecer o llora un gran dolor. Seguro que será un gran apostolado si junto al abrazo unimos la oración en común.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes

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