"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

martes, 29 de noviembre de 2011

Sin Pelos en la Lengua - ¡Nunca cambies!

Es una costumbre muy común, sobre todo entre los jóvenes poner dedicatorias con frases que se repiten. Creo que no exagero al decir que una de las más usadas es “Nunca cambies”. La idea es positiva, puesto que quiere expresar que la persona en cuestión tiene muchas cosas buenas que no debe perder. Sin embargo y sin ánimo de crear polémica me veo en la necesidad de aclarar que eso no es posible.

Es simplemente irreal pensar que alguien no puede cambiar. Cada día que vivimos es irrepetible y es imposible pensar en retroceder el tiempo. Si pensamos en el tema físico, por ejemplo, vemos que unos crecen, otros engordan, otros envejecen, etc. Cambiamos de forma rápida y si les parece exagerado dediquen un tiempo a mirar fotos.

Pero no es ese el cambio más importante, no nos podemos quedar en la superficie. Nuestras ideas, metas y proyectos también cambian. Algo que hace un año nos parecía esencial, hoy nos puede interesar muy poco. Una decisión que tomamos hace un mes, convencidos de que era la mejor opción, ahora la vemos como un mal paso. Cambiamos constantemente de perspectiva, de opinión e incluso de sentimientos.

El problema no es que podamos cambiar, sino que cambiemos para peor. Gracias a Dios que nos ha hecho libres y que haciendo buen uso de esa libertad podemos perfeccionarnos, podemos mejorar.

Hemos comenzado el Adviento y la Iglesia que es madre y maestra nos recuerda que debemos estar preparados para cuando Cristo vuelva. Seguro que hay mucho en nosotros que podemos cambiar y así estar mejor dispuestos para su retorno. Y cambiar no significa que todo lo que hay en nosotros está mal, al contrario. Pero aún aquello que está bien puede crecer, puede afianzarse más. Lógicamente hemos también de corregir lo malo, nuestras debilidades y defectos. En fin cambiar para mejor.

No pretendo con lo dicho cambiar la costumbre de las dedicatorias juveniles, sólo aprovecharlas como oportunidad para recordar que el cambio es parte cotidiana de nuestras vidas. Dios nos invita a cambiar y nos da su gracia para que podamos hacerlo para mejor. Poco a poco ese cambio nos tendría que llevar a la santidad y luego al Paraíso.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes

1 comentario:

  1. por eso siempre que veo una dedicatoria asi, agrego y digo: si es para bien, cambia todo lo que quiera...

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