Hoy celebramos la fiesta de Santa Inès, virgen y màrtir. Siempre nos admiramos del valor de los màrtires, pero creo que hoy, cuando recordamos que està cristiana tenìa apenas doce anios de edad cuando entregò su vida, nos sentimos conmovidos.Es la prueba de que Dios, aun en nuestra debilidad, en nuestra poquedad, puede hacer maravillas.
Este testimonio me ha llevado a pensar en el tiempo. Hoy en dìa, el tiempo se considera muy valioso. Corremos de un lado para el otro y buscamos todos los medios que nos puedan servir para ahorrarlo. Aparentemente esto serìa muy bueno, pero la moneda siempre tiene dos caras. "Permanecer y transcurrir no siempre quiere sugerir honrrar la vida" (Mercedes Sosa).
Quièn podrìa decir que Santa Inès no llegò a vivir en plenitud. Nadie se atreverìa, pues su testimonio al sacrificar su vida por amor a Cristo es su mejor argumento. Pero esa vida que alcanzò la madurez suficiente, en gracia y virtud, como para no huir del martirio, apenas duro doce anios.
El valor del tiempo no està en su extensiòn. No porque dure màs una vida, quiere decir que se ha vivido plenamente. Hay quien invierte su tiempo en cosas utiles (nadie dice lo contrario) pero que al final, cuando llega la muerte, de poco o nada le sirven.
Cada dìa es un tesoro, una oportunidad que no se repite. Nunca màs volverà a ser 21 de enero del 2010. Cada minuto cuenta. Y no te lo digo para que empieces a correr, ni para que te desesperes. Te lo digo para que no desperdicies tu tiempo, el tiempo de tu vida.
Aprovechar al màximo el aquì y ahora, como Marìa, la hermana de Làzaro, que se quedò a los pies de Jesus, en vez de ir a la cocina, como San Pablo, que aun cuando estaba preso no dejaba de velar por las comunidades cristianas o como Juan Pablo II que aun anciano y enfermo no dejaba de pastorear la Iglesia.
La Iglesia y el mundo necesitan hèroes ahora , y el tiempo es velòz .
Hasta el Cielo.
P. Cèsar Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
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