Actualmente se valora a las personas segùn su capacidad. Capacidad de trabajo, capacidad de adquisición, capacidad de estudio, etc, etc. Por eso no es raro que tantos se afanen por hacer crecer sus capacidades. Y en efecto vemos que existen variadas maneras de desarrollar cada capacidad.
Sin negar que cada una de estas tiene su propio valor, quisiera que recordáramos la màs importante de las capacidades. Esta ha sido un regalo que Dios nos hizo, junto con el libre albedrìo, es decir, la posibilidad de tomar nuestras propias decisiones y a la gracia; la capacidad de amar.
Esta capacidad es la màs necesaria e importante de todas, porque como bien sabemos, todo ser humano busca ser feliz, es decir, alcanzar el objeto de su amor. De ahì que mientras màs grande sea nuestra capacidad de amar, màs felices podremos llegar a ser. Es una cosa matemática.
El problema es que tantos aùn no se han enterado de esto, y viven pendientes de sus otras capacidades, ignorando casi por completo la del amor. Y lamentablemente, en la vida espiritual, el que no avanza, retrocede y es cierto que la capacidad de amar, si no se cultiva, se puede llegar a perder.
Se preguntaràn còmo es que se desarrolla esta capacidad. No es ningún misterio, pues como tantas otras, esta capacidad crece según se la practica. Ya lo dijeron “La pràctica hace al maestro”. Por eso es que Dios nuestro Padre, que quiere nuestra plena felicidad, nos manda que amemos.
Como podrían decir que lo dejo muy abstracto, sin quererlo simplificar del todo, diría que bastan dos cosas. Hacer todo el bien posible, a los demás y a nosotros mismos (no hay que olvidar que debemos también amarnos). Dejo en claro que la lista del bien que se puede hacer, comienza con las obras de misericordia espirituales. Y la segunda cosa, la oración. Porque nos abre el corazón, dilatando nuestra capacidad de amar al Amor de todo Amor. Esta es la capacidad con la que podremos valorar a un cristiano y por la cual seremos valorados en el dìa del Juicio Final.
Hasta el Cielo
El problema es que tantos aùn no se han enterado de esto, y viven pendientes de sus otras capacidades, ignorando casi por completo la del amor. Y lamentablemente, en la vida espiritual, el que no avanza, retrocede y es cierto que la capacidad de amar, si no se cultiva, se puede llegar a perder.
Se preguntaràn còmo es que se desarrolla esta capacidad. No es ningún misterio, pues como tantas otras, esta capacidad crece según se la practica. Ya lo dijeron “La pràctica hace al maestro”. Por eso es que Dios nuestro Padre, que quiere nuestra plena felicidad, nos manda que amemos.
Como podrían decir que lo dejo muy abstracto, sin quererlo simplificar del todo, diría que bastan dos cosas. Hacer todo el bien posible, a los demás y a nosotros mismos (no hay que olvidar que debemos también amarnos). Dejo en claro que la lista del bien que se puede hacer, comienza con las obras de misericordia espirituales. Y la segunda cosa, la oración. Porque nos abre el corazón, dilatando nuestra capacidad de amar al Amor de todo Amor. Esta es la capacidad con la que podremos valorar a un cristiano y por la cual seremos valorados en el dìa del Juicio Final.
Hasta el Cielo
P. Cèsar Piechestein
elcuradetodos ... ustedes
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