Recordad conmigo hermanos cuàles sean estos dos preceptos. Deberìais conocerlos tan perfectamente que no solo vinieran a vuestra mente cuando yo os los recuerdo, sino que deberìan estar siempre como impresos en vuestro corazòn. Continuamente debemos pensar en amar a Dios y al pròjimo: A Dios con todo el corazòn, con toda el alma, con toda la mente; y al pròjimo como a nosotros mismos.
Este debe ser el objeto continuo de nuestros pensamientos, èste el tema de nuestras meditaciones, esto lo que hemos de recordar, esto lo que debemos hacer, esto lo que debemos conseguir. El primero de los mandamientos es el amor a Dios, pero en el orden de la acciòn debemos comenzar por llevar a la pràctica el amor al pròjimo. El que te ha dado el precepto del doble amor en manera alguna podrìa ordenarte amar primero al pròjimo y despuès a Dios, sino que necesariamente debìa inculcarte, primero el amor a Dios, despuès el amor al pròjimo.
Pero piensa que tu, que aun no ves a Dios, mereceràs contemplarlo si amas al pròjimo, pues amando al pròjimo purificas tu mirada para que tus ojos puedan contemplar a Dios; asì lo atestigua expresamente San Juan: Quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve.
Escucha bien lo que se te dice: Ama a Dios. Si me dijeras: "Muèstrame al que debo amar", què podrè responderte sino lo que dice el mismo San Juan: Nadie ha visto jamàs a Dios? Pero no pienses que està completamente fuera de tu alcance contemplar a Dios, pues el mismo apòstol dice en otro lugar: Dios es Amor y quien permanece en el amor, permanece en Dios. Por lo tanto, ama al pròjimo y encontraràs dentro de tì el motivo de este amor; allì podràs contemplar a Dios, en la medida que esta contemplaciòn es posible.
Que guapos nos vemos con mi hermano... jejejeje... De verdad que si nosotros no ponemos en practica el amor al projimo es como si no amaramos a Dios, por que a Dios lo tenemos que ver reflejado en nuestros hermanos... Saludos y bendiciones
ResponderEliminarEs la verdad. Solo si tenemos mucha fe podemos amar lo que no vemos.
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