"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

domingo, 31 de octubre de 2010

Reflexionando el Evangelio - Domingo XXXI del Tiempo Ordinario


Queridos Hermanos:

La figura de Zaqueo es como un llamado de atención, es el ejemplo de alguien dispuesto a todo por Jesús. Y que conste que no lo digo porque estuvo dispuesto a subirse al sicómoro, sino por la actitud de tensión constante, en busca del Señor.

San Lucas lo hace notar a través de los verbos con los que describe la energia de Zaqueo: "se adelanto corriendo"; "se apresuró a bajar y lo recibió con alegría". Y luego su reacción casi automática cuando decide dar muestras claras de su conversión dando la mitad de sus bienes a los pobres y retribuyendo a quienes hubiese perjudicado.

¡No te quedes sentado ahí!¡Abrele la puerta!
Ya alguna vez les había compartido el pensamiento de "Quien da pronto, da dos veces". Creo que define claramente la actitud de este hombre. Cuánta energia, cuánta disponibilidad, cuánto deseo de encontrar y unirse a Jesús. Nada lo detuvo: ni su estatura, ni los perjuicios de la gente, ni la conciencia de su pecado. Todo era poca cosa frente a la posibilidad de conocer al Mesías, de recibir el perdón.

Hoy vivimos en una cultura que promueve la indiferencia. Estamos tan saturados de todo, que ya nada nos mueve, nada nos maravilla. Hasta los niños que siempre se caracterizaron por su alegría, su capacidad de fantasear, de inventar juegos, ahora casi que nacen aburridos. Esta indiferencia o desinterés generalizado nos vuelve lentos, fríos, incapaces de reaccionar frente a lo bello y grande de la vida. Y ni hablar de la reacción frente a un desafío o un problema. Somos parte de una generación que se debate entre la frustración y el aburrimiento.

Sólo Dios hace nuevas todas las cosas, sólo en Él toda nuestra vida cobra sentido. Jesús vino para darnos una vida abundante, plena, pero debemos movernos para alcanzarla. Zaqueo podía haberse quedado en el suelo, lamentándose por ser de baja estatura, pero decidió subir al árbol. Había algo en él que lo impulsaba, que lo movía. Y es que Dios ya estaba actuando en él y se dejó llevar de su inspiración.

Hoy Jesús nos invita a imitar a Zaqueo. Basta de estarnos quietos, pasivos en una indiferencia que nos vuelve inertes. Salgámos al encuentro del Señor que nos espera en su Iglesia. Sólo Él nos dará la alegría de quien se sabe amado, la plenitud de quien vive con un objetivo claro. Para quien encuentra a Jesús, esta vida es un anticipo del Cielo.
Hasta el mismo Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes

1 comentario:

  1. "TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE" (Filipences 4,13).
    Que Jesús nos de siempre esta fortaleza para emprender con nuevos brios día a día la meta propuesta.

    Silvia.

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