"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

martes, 26 de octubre de 2010

Sin Pelos en la Lengua - Los hijos del Divorcio (parte I )

No es mi deseo estigmatizar a quienes les ha tocado vivir la dura experiencia del divorcio, pero sí ser el portavoz de tantos niños y niñas que deben cargar con esta cruz. No soy el primero y espero no ser el último que meta el dedo en esta llaga que es el divorcio y lo hago con la esperanza de que podamos comprender mejor a las principales víctimas, que son los hijos.

Muchas veces he afirmado que los niños son como de plástico. Se caen, vuelan y aterrizan sin que les pase gran cosa. Pero lo que les sobra de resistencia física, les falta en lo que se refiere a resistencia sicológica y afectiva. Así de fácil como es dibujarles una sonrisa en el rostro, también los podemos hacer llorar. No hay nada más frágil que los sentimientos de un niño.

Si a esta premisa le unimos el testimonio de tantos pequeños que, no sólo han perdido su sonrisa, sino sufrido un completo trastorno de su personalidad, podremos entender en algo el efecto devastador del divorcio en los niños.

Mucho se ha hablado de las consecuencias en la disciplina o en el rendimiento académico, aspectos en los que hoy no intento profundizar. Sin embargo siempre me ha parecido más dañino el cambio de personalidad, porque deja secuelas permanentes.

Dicen los entendidos que en los primeros años de vida se forjan el carácter, la personalidad y otros aspectos esenciales que definirán lo que será ese individuo el resto de su vida. ¿Cómo se pueden permitir quienes le dieron la vida, el negarle su derecho de crecer en una familia constituida, con un padre y una madre, con cariño y seguridad?. Y así como son de importantes los primeros, lo son también lo que vendrán después: la pre-adolescencia y la adolescencia son tiempos también trascendentales.

Ya sé que muchos me estarán queriendo meter delante los consabidos argumentos que hacen “imposible” que los padres sigan conviviendo. Sepan que me tienen sin cuidado. Como padres de familia perdieron ya la opción de pensar sólo en sí mismos. Su objetivo ya no puede ser buscar su propia satisfacción o conveniencia. Decidieron asumir la misión de la paternidad y por tanto esa es ahora su prioridad. No se la puede dejar de lado.

Ya va siendo hora de recordar el auténtico valor del matrimonio, de la familia. Quienes hemos crecido en un hogar integrado, sabemos que no existen las familias perfectas ni el amor idílico, pero conocemos lo que significa el compromiso y la misión de los padres . Sólo se puede hacer y entender con la ayuda de Dios y el auténtico amor a los hijos.
Hasta el Cielo.

P. César Piechestein
elcuradetodos ... ustedes

4 comentarios:

  1. Sin embargo en casos extremos es aun mas saludable para los hijos que los padres se separen a continuar viviendo en un "hogar" hostil y ser testigo de peleas y enfrentamientos que incluso derivan en violencia fisica.

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  2. Si estoy de acuerdo con "anónimo" Padre, a veces la pena capital es permitida en casos de que el victimario no ha querido enmendar la conducta osea en casos extremísisisimos, soy amante de la familia y me alegra ver situaciones conciliadoras, pero cuando hay un matrimonio civil que se puede declarar nulidad y veo que nadie quiere hacer nada, y es más hay golpes, maltratos siciológicos, infidelidades constantes, un declive espiritual, ya no hay otro remedio...

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  3. Esto parece algo de no entender, pero cuando no hay dialogo o disfrutar de lo que uno tiene, poco a poco se va perdiendo el sentido de unión, nos dejamos llevar por los problemas y como no sabemos resolverlos, comienza a afectarnos y sin darnos cuenta maltratamos a estos seres (esposa e hijos) que tanto queremos peor aún cuando llegamos al maltrato fisico que los afecta psicologicamente. hay mucho de que hablar pero lo peor es dejar que se vuelva un circulo visioso.

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