"Que no haya nada en tí que no sea lo que de tí se espera" (San Juan María Vianney)

miércoles, 20 de enero de 2010

De la tierra al Cielo IX - Desde la raìz

Frente a la iglesia Catedral de Guayaquil, en este parque emblemàtico de la ciudad, se alzan varios àrboles de ficus, que a decir de sus troncos, tienen mucha historia que contar. Son pràcticamente monumentos verdes, que regalan con su sombra a todo el sector.
Hace algunos anios, uno de ellos, despuès de una fuerte tormenta, se vino abajo. Se imaginaràn el caos que eso causò , siendo el lugar, pleno centro de la ciudad. Fuè asombroso ademàs, pues quièn se hubiese podido imaginar que una mole verde, tan antigua y aparentemente sòlida, pudiese caer asì.
Cuando los entendidos en la materia dieron el informe y la explicaciòn del porquè, supimos algo que nadie se esperaba. El gran àrbol se habìa caido como consecuencia de un hongo que habìa debilitado su raìz. Nada màs que un simple hongo, habìa sido capaz de destruir a un coloso. Claro la clave estuvo en que no atacò una rama, o el tronco, sino la raìz.
Asì les sucede tambièn a tantos grandes hombres. Han cultivado en sì mismos el conocimiento, las buenas amistades, se han labrado un futuro, han hecho camino y algunas hasta historia. Pero se les olvidò lo màs importante, la raìz. Eso que a simple vista no aparece, no se puede ver, pero que es el sostèn de todo lo demàs. Aquel que no se ha tomado el tiempo para cultivar su espìritu, està destinado al fracaso.
No hace falta investigar mucho, para ver tantos ejemplos de gente que, por falta de raìz, se ha venido abajo. Y al igual que un àrbol, en su caida han arrastrado a otros, han producido caos.
Todos queremos el bien, y hemos de buscarlo para todos. Cada vida cuenta, porque todos y cada uno somos parte del plan de Dios. Debemos, por tanto, dedicarle tiempo al alma. Procurar formarla y sobre todo nutrirla, para que sea siempre fundamento estable de todo nuestro ser.
Hasta el Cielo.

Padre Cèsar Piechestein

elcuradetodos ... ustedes





1 comentario:

  1. San Mariano dice: "Quien guía a otros, debe unir las manos en oración, mantenerse siempre en la cercanía de la Cruz, por todas partes regalar confianza y conducir hacia Dios con amor, guardar en el corazón silenciosa y fielmente a cada persona, arriesgando la vida por ella con valor y alegría, postergarse a sí mismo en el silencio y caminar por la vida como el Buen Pastor".
    Silvia me pidió que te envíe este pensamiento.
    Un abrazo
    Mapy

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